Un coach profesional potencia el desarrollo de habilidades, la mejora de eficiencia y la toma de decisiones en las personas. Para las organizaciones también resulta útil a la hora de integrar una disciplina como el coaching susceptible de aumentar las capacidades de las personas, su liderazgo, consolidar con eficacia promociones o cambios de asignación, innovar en procesos de gestión, aumentar la fidelidad del talento interno e incluso potenciar resultados de negocio.
Ya se trate de escoger un coach para acompañar a individuos o a organizaciones, para decantarse por un profesional de calidad capaz de acompañar con éxito deben valorarse dos parámetros básicos, la formación específica en coaching y las competencias, tal y como recomienda ICF España, la filial española de la International Coach Federation (ICF), que este año cumple su 15º aniversario.
Madrid, 6 de noviembre de 2019 – Según el Estudio Global de Coaching de 2016 de ICF, en Europa ejercen cerca de 20 mil coaches profesionales, pero no todos trabajan con la excelencia, la capacitación y las competencias profesionales como modelo de ejercicio, de ahí que desde la división española de ICF sugieran decantarse por profesionales con la formación adecuada y las competencias necesarias, lo que se consigue con una formación específica de calidad, el reciclaje continuo, la experiencia y el respeto a un código ético.
Para garantizar dicha selección, desde ICF España recomiendan decantarse por profesionales que se han certificado a través de un sistema internacional independiente. Las certificaciones ACC (Associate Certified Coach), PCC (Professional Certified Coach) y MCC (Master Certified Coach) de ICF reflejan el cumplimiento de unos requisitos mínimos exigidos para el ejercicio de un coaching profesional de calidad que los coaches pueden autenticar digitalmente en tiempo real y a través de su tarjeta personal identificativa en vigor.
Poseer una certificación ACC, PCC o MCC de ICF supone no solo haber realizado un número mínimo de horas de formación específica en coaching, sino también disponer de una experiencia previa mínima adquirida con diversos clientes, superar un examen oral y uno escrito, haber sido mentorizado por un coach certificado y adherirse a un código ético con la excelencia, la profesionalidad y el rigor como metas. Dichas certificaciones de la ICF, disponen, además, de una validez limitada a tres años, periodo tras el que se requiere su renovación, lo que exige a los profesionales reciclarse y una formación profesional continua.
Para Cris Moltó, presidenta de ICF España, “Dominar las competencias nucleares del coaching, disponer de una experiencia contrastada con clientes, aceptar renovar su credencial periódicamente y comprometerse con la ética profesional es la mejor garantía que un profesional del coaching puede ofrecer”. Desde la organización que preside, que este año cumple su 15º aniversario, se apuesta por el coaching profesional de calidad en nuestro país como propuesta de valor diferenciadora en el mercado
____________________________________________________________________________________________________
Texto Alana Consultores.
Escribe un comentario