DOS DELICIOSAS PIEZAS DE FRANZ SCHUBERT EN EL PRÓXIMO CONCIERTO DE IBERMÚSICA

La música de cámara en estado puro llega a la 50ª temporada de Ibermúsica con algunos de los miembros más destacados de la Royal Concertgebouw Orchestra, una de las mejores agrupaciones sinfónicas del mundo que han formado la Camerata RCO, un proyecto ampliamente elogiado en sus conciertos por todo el mundo. Calificada por el New York Times con adjetivos como “brillante” y “cálida, la agrupación holandesa propone para su debut en Ibermúsica una Schubertiada con dos de las obras de cámara más aplaudidas del compositor austriaco: La trucha y su Octeto. Será el miércoles 5 de febrero a las 19:30 en el Auditorio Nacional de Música de Madrid.

La Camerata RCO interpreta música de cámara en múltiples formatos, con un enfoque especial en el repertorio clásico y romántico de vientos y cuerdas, y a la vez, con una relación activa con compositores actuales. El piano estará a cargo de la gran Elena Bashkirova hija del gran Dmitri y esposa del gran Barenboim. Ella suele estar presente en las temporadas de Ibermúsica, donde se la quiere bien. Y ahora regresa, para hacer música pequeña con un grupo de confianza.

El quinteto “La trucha” sigue siendo uno de los favoritos entre las obras de Franz Schubert por su encanto sencillo y melodías fluidas. Al igual que la canción que lo inspiró, el Quinteto para piano de Schubert en A Major personifica su estilo carismático. Toma su nombre de una canción popular que el joven compositor austríaco escribió en 1817. El quinteto para piano fue compuesto en 1819, cuando tenía 22 años.

Franz Schubert transformó cinco melodías de canciones de su rica producción en música instrumental. La canción “La trucha” sirvió como tema para las variaciones en su Quinteto para piano, violín, viola, violoncello y contrabajo, una de las obras más populares de la música de cámara. El ambiente alegre de la pieza, suena mucho más alegre que la otra música de cámara de Schubert, parece un eco de los felices meses de verano de 1819.

Abatimiento frente al desenfado

A principios de 1824, el mundo de Franz Schubert comenzó a cambiar. La muerte de la esposa de Ignaz Sonnleithner, en cuyo hogar se estrenaron muchas de las obras del joven compositor para un grupo selecto de amantes de la música, marcó el final de una serie de conciertos que comenzó en 1816. Muchos de los amigos de Schubert se iban de Viena, ya sea temporalmente o de forma definitiva. En este período bastante solitario, Schubert se volcó en el trabajo y dio forma al Octeto. Como señaló el joven artista Moritz von Schwind, un conocido de Schubert desde 1821 cuya amistad se hizo más cercana durante este tiempo, “Schubert ha estado trabajando durante un tiempo en un octeto con el mayor entusiasmo. Si vas a verlo durante el día, dice ‘Hola. ¿Cómo estás? ¿Bien?’ y sigue escribiendo, después de lo cual te vas.”

Franz Schubert (1797-1828) compuso música de cámara a lo largo de su corta vida y esto formó una parte importante de su producción compositiva: tríos de piano, cuartetos de cuerda, quinteto de piano, quinteto de cuerda y el octeto, entre otros. Estas obras proporcionan una gran comprensión de su pensamiento y desarrollo creativo como compositor. En cada uno de los géneros, estaba explorando una variedad de sonoridades y emociones y empujando los límites. El octeto en fa mayor es el más grande de los trabajos de cámara de Schubert en instrumentación y duración. Como gran parte de la música del compositor, la obra no se publicó en vida, de hecho, no hasta 1889 gracias a la defensa de Johannes Brahms.

La dos piezas de este concierto se llevan cinco años, aunque el Octeto no se publicara hasta un año después de la muerte del compositor, y tras los correspondientes encargos se atisban intenciones que luego acaban convirtiéndose o bien en lo que en su tiempo se consideró música de consumo o bien en una auténtica música de autor. El aparente tono alegre, e incluso desenfadado, del quinteto, contrasta con la gravedad musical de algunos de los movimientos clave del Octeto, con un Schubert enfermo y abatido, en el que, sin embargo, podemos apreciar la facilidad que tenía el autor para sublimar las adversidades y los problemas.

No hay entradas para el recital de Kissin

Por otra parte, Evgeny Kissin, quien no podía faltar en la gran celebración del medio siglo de Ibermúsica, ofrecerá en el ciclo un recital dedicado a Beethoven el lunes 10 de febrero a las 19:30. Interpretará la Sonatas número 8, “Patética”, Variaciones y fuga para piano op.35 “Heroica” y la Sonata número 17 en Re menor op.31/2 “Tempestad” y la número 21, todo ello de Beethoven.

Las entradas se encuentran agotadas desde hace varias semanas y adicionalmente Ibermúsica pondrá 100 sillas en el escenario que serán ocupadas por alumnos de instituciones educativas musicales como el Conservatorio Profesional de Música de Mérida, Conservatorio Profesional de Música Adolfo Salazar, la Escuela Superior de Música Reina Sofía o el Centro Integrado Padre Antonio Soler. La totalidad del importe recaudado de estas entradas (que se ofrecen por 20€ cada una al ser para estudiantes de música), se destinará, a petición de Evgeny Kissin a la organización sin ánimo de lucro Save a Child’s Heart que tiene como objetivo tratar problemas cardíacos en pacientes jóvenes de países en vías de desarrollo.

 

Texto: Open Información.

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