Las clases han comenzado y el futuro educativo sigue generando mucha incertidumbre tanto para las familias como para los profesores. Los cambios de rutinas, la distancia social, ansiedad, solidaridad son algunas de las emociones que más están experimentando los niños y adolescentes durante esta vuelta tan atípica.
En plena era poscovid, la inteligencia emocional es un elemento determinante. Conocemos la inteligencia emocional por la habilidad para comprender, entender y manejar con éxito cualquier emoción que surja. «Las emociones son imprescindibles para aprender. Y ahora más que nunca pensamos en las necesidades de los menores y en cómo reforzarlos emocionalmente para que estén preparados ante cualquier situación», explica Inés Ruíz, fundadora de la escuela online de profesores de español como lengua extranjera (ELE), ELEInternacional.
Desde pequeños es importante educar y enseñar desde la inteligencia emocional para que según vayan creciendo puedan controlar sus emociones y que éstas no sean un impedimento a la hora de resolver cualquier problema, tanto dentro como fuera del colegio.
Desde ELEInternacional, promueven reforzar la educación emocional desde unos pilares fundamentales para un correcto desarrollo emocional de cada alumno. «Las emociones se hallan inmersas en el ámbito educativo e intervienen en la forma cómo aprenden nuestros alumnos», matizan.
Experimentar emociones positivas como la empatía, la motivación y la creatividad pueden ayudar al alumno a desarrollar tareas, solucionar problemas y favorecer la autorregulación; por otro lado, experimentar emociones negativas puede entorpecer en el rendimiento académico y afectar negativamente al estudiante.
¿Cómo podemos emocionar a los alumnos?
El interés y la motivación de los estudiantes son pilares fundamentales para diseñar entornos educativos eficientes. Los profesores deben implicarse y trabajar desde la creatividad para motivar a los alumnos. «Si se consigue emocionarles y transmitirles que te interesa su educación y su enseñanza es atractiva, interesante y amena, el alumno estará atento y su interés crecerá», matiza Ruiz.
Promover el sentimiento de “eficacia”. Hay que centrarse en el proceso y no en el resultado. Lo importante es organizarse bien y estar completamente enfocados en el trabajo.
Promover el sentimiento de “poder”. Se necesita determinación y energía para realizar cualquier acción. Es importante tenerlo en cuenta y valorar las pequeñas metas que vamos alcanzando, sacar ese poder interior que, en ocasiones, lo tenemos dormido. Esto contribuye a fortalecer nuestra autoconfianza.
Promover la sensación de “utilidad”. El papel del profesor ha evolucionado drásticamente, antes el docente marcaba la información y los estudiantes acudían a él para aclarar sus dudas. Actualmente, resulta más rápido investigar en internet. Por eso, es importante que el papel del profesor siga siendo el de guía y seguir siendo imprescindible.
Promover la sensación de “pertenencia al grupo”. El profesor tiene que crear y favorecer un ambiente agradable donde todos los alumnos participen y generen una comunidad educativa de grupo implicada en el conjunto.
Promover el sentimiento de “personalización”. El docente, además de crear un grupo de trabajo debe hacer seguimiento personalizado y continuo de cada alumno. La evaluación individual es necesaria en la vida educativa de cada alumno.
Reducir la sensación de “incompetencia”, “incapacidad”. Independientemente de las intenciones que tengamos, habrá días en los que no cumplamos con nuestras expectativas. Por eso, hay que ser conscientes de que somos humanos y fallamos y si erramos, no pasa nada porque tenemos siempre una nueva oportunidad para comenzar de nuevo. Al igual sucede con las resoluciones. Cuando nos desviamos de lo que queremos conseguir, podemos retomar nuestra atención a esa motivación principal, sin juzgarnos.
Asimismo, la motivación es uno de los aspectos más importantes que tienen en cuenta los profesores al momento de educar en clase, ya que piensan que es preciso contar con un ambiente idóneo para enseñar adecuadamente. Por lo tanto, el área educativa, cada cierto tiempo, debe actualizar sus estrategias, con el fin de hallar nuevas formas de estimular a sus alumnos.
Desde ELEInternacional explican los factores principales que influyen en la motivación:
Los profesores, cada profesor tiene sus métodos, gracias a su pasión y su empeño pueden llevar a cabo su labor educativa. Un buen profesor toma su trabajo como algo único y cada una de sus clases es de gran provecho. Lo esencial es que despierten el interés y la pasión de los niños y que les motiven a ir más allá de los establecido.
Los alumnos, los profesores deben de estar muy atentos de sus alumnos para descubrir las capacidades de cada niño en sus distintas inteligencias. Además, las familias también deben colaborar en este aspecto.
El grupo, el trabajo en el aula permite conocer los intereses y necesidades de todo el grupo. Es necesario conocer las fortalezas de cada uno y asegurar una educación de calidad. Asimismo, aportando actividades creadoras de aprendizajes, motivadoras y atractivas, se puede ofrecer un aprendizaje integral y, al mismo tiempo, atender a la posible diversidad en el aula.
Las tareas y deberes, la presión que sienten los alumnos por obtener un buen rendimiento escolar puede provocar nerviosismo y ansiedad. Para niños entre 8 y 12 años de edad, los miedos sociales más frecuentes están relacionados con situaciones en las que hay que leer y/o hablar en voz alta, hablar con personas que representen autoridad. Seleccionar bien cada aspecto es necesario para que el alumno se sienta seguro y motivado para seguir creciendo. «Lo principal es que los niños otorguen mayor valor al hecho de aprender que al tener éxito o fracaso y que centren más su atención en la experiencia de aprender que en las recompensas externas», explica Ruíz.
Tal y como añaden en ELEInternacional, todo esto marca la nueva era en la educación poscovid en el que el papel del profesor no solo se centra en enseñar materias y conocimiento, sino ayudar y guiar a los alumnos a construir su propio conocimiento y valores. En definitiva, la educación debe ser siempre de calidad. Los padres están para educar y los docentes para formar y motivar.
Texto> El romero comunicacion.
Escribe un comentario