El 25% de los jóvenes españoles nunca se ha realizado un examen visual antes de ponerse al volante

El Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas advierte de la importancia de revisarse la vista al menos una vez al año en un establecimiento sanitario de óptica, ya que el 90% de las decisiones al volante dependen de la visión. La entidad colegial recomienda, además, la protección con gafas de sol homologadas durante la conducción diurna para evitar accidentes por deslumbramientos.

 A pocos días de que comience la operación salida y aumenten los desplazamientos en carretera en la península con motivo de las vacaciones de verano, el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNOO) advierte que un 25% de los españoles entre 18 y 30 años nunca se ha realizado un examen visual, incluso antes de ponerse al volante. Este hecho supone que cerca de 5 millones de jóvenes de esta franja de edad circulen por nuestras carreteras sin saber si sufren cualquier deficiencia visual que deba ser compensada para poder conducir de forma más segura, lo que implica un importante peligro para la seguridad vial.

Una cuarta parte de los conductores padece una anomalía visual, de los cuales, casi la mitad no revisa su visión cada año, un dato relevante cuando el 90% de las decisiones al volante dependen de la visión. En este sentido, el CNOO recomienda hacerse una revisión en un establecimiento sanitario de óptica al menos una vez al año y mantener una buena calidad visual para reforzar la capacidad de respuesta al volante y evitar posibles accidentes en carretera.

“Existen factores visuales que resultan fundamentales durante la conducción, como la agudeza y un buen campo visual, la resistencia al deslumbramiento y la adaptación de nuestros ojos a la oscuridad, por lo que, además de una evaluación de nuestros ojos, es necesario también protegerlos del sol”, explica el decano del CNOO, Juan Carlos Martínez Moral. En la misma línea, añade que problemas como la fatiga visual y los deslumbramientos se pueden evitar con unas gafas de sol homologadas, ya que estas “incrementan la sensibilidad al contraste, reducen el tiempo de adaptación a cambios bruscos de luz y disminuyen los deslumbramientos, proporcionando mayor seguridad a la hora de conducir”.

Sin embargo, el 12% de los conductores nunca utiliza gafas de sol mientras conduce de día, un gesto que “es de vital importancia para evitar perder ciertas capacidades vitales al conducir, como es calcular la distancia entre los coches o la de reaccionar ante cualquier obstáculo a tiempo”, agrega Martínez Moral.

Por otro lado, el riesgo de sufrir accidentes también es mayor durante la noche. La agudeza visual en visión nocturna se reduce un 70%, mientras que el sentido de la profundidad es siete veces menos eficaz a estas horas. Como la vista es clave, ya que el 85% de la información que procesa el cerebro proviene de los ojos, hay que vigilar con atención la capacidad del sistema visual, que se deteriora con el paso de los años. Según el decano del CNOO, en personas de hasta 50 años, el tiempo de recuperación ante un deslumbramiento central es de 40 a 60 segundos, mientras que, en personas mayores de 50, el tiempo de recuperación es superior a un minuto.

Además, la velocidad es otro factor que influye en la conducción porque, a medida que aumenta, el ángulo de visibilidad de las personas, que por norma general es de 104°, disminuye. De hecho, “si vamos a una velocidad de 65 km/h, el campo visual se reduce a 70°, mientras que, si alcanzamos los 130 km/h, el campo visual desciende a 30°”, matiza Martínez Moral.

 

Problemas visuales en carretera

Conducir es una acción que, si no se realiza en plenas facultades, puede poner en riesgo la vida del conductor y de otras personas, por lo que resulta fundamental encontrarse en perfectas condiciones físicas y psicológicas. Por ello, el CNOO anima a realizar una revisión inmediata en el momento de sufrir algunos de estos síntomas:

  • Si el conductor no cuenta con una graduación adecuada al defecto refractivo que presenta, se dificulta la visión nítida en la distancia lejana, pudiendo provocar un accidente.
  • Con baja luminosidad, la percepción del color no existe o decrece, se reduce el campo visual notablemente y se produce el fenómeno de la miopía nocturna, lo que provoca un desenfoque de la escena. Las causas de esta alteración son la aberración cromática y esférica, debido a un aumento del diámetro pupilar por la existencia de menos luz.

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Fuente Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNOO)

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