LA VENTILACIÓN MECÁNICA, UNA SOLUCIÓN EFICIENTE CONTRA LA CONTAMINACIÓN EN EL INTERIOR DEL HOGAR

La contaminación mata. Casi nueve millones de personas mueren cada año en el mundo, 800.000 solo en Europa, por los elementos nocivos que vertemos al aire y que luego respiramos. Cuando llegamos a nuestros hogares creemos estar a salvo de este veneno que nos intoxica lentamente, pero no es cierto. En el interior de nuestros hogares respiramos el aire exterior con altos niveles de CO2 de nuestras ciudades al que hay que sumarles el efecto de nuestra respiración, por lo que es habitual respirar en nuestras casas niveles de CO2 muy por encima de lo saludable. A su vez, tabaco, productos químicos como pinturas, barnices o determinados materiales pueden convertir nuestra casa en un espacio nocivo que amenaza nuestra salud y la de nuestros hijos.

Desde la Plataforma de Edificación Passivhaus tenemos comprobado que construir bajo el estándar Passivhaus aporta grandes ventajas ya que, a la vez que se consigue una vivienda de muy baja demanda de energía y muy alto confort interior, garantizamos una óptima calidad del aire interior.

Ello es posible gracias al control de las infiltraciones de aire exterior y al sistema de ventilación mecánica controlada que resultan obligados en los edificios pasivos certificados. Un sistema que continuamente renueva el aire, extrayendo los elementos nocivos del interior (tanto CO2 como otros elementos en suspensión) e introduciendo aire fresco del exterior, que previamente es depurado mediante los filtros (normales o de partículas muy finas) que incorporan estos equipos.

Un dato relevante para medir la calidad del aire es la concentración de ppm (partes por millón) de CO2. Los niveles óptimos deberían oscilar entre 400-800 ppm, no siendo deseable superar los 1.000 ppm.

En los edificios Passivhaus los valores se mantienen muy por debajo de 700 ppm de manera continuada. En un edificio “normal” es habitual que en un dormitorio para dos personas el nivel de CO2 acabe superando los 2500 ppm antes de despertarnos. Numerosos estudios avalan la relación entre altos niveles de CO2 y dolores de cabeza, falta de descanso, somnolencia, atención, etc. Todavía son más las afecciones si analizamos otros compuestos en suspensión en el aire.

Por si fuera poco, esto no es un problema exclusivo de nuestros hogares. Es extrapolable a los edificios de oficinas, colegios, residencias, etc., es decir, a los espacios en los que, de media, pasamos más del 80% de nuestro tiempo.

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