¿CÓMO SE CONSTRUYE IDENTIDAD CULTURAL CON LAS EMOCIONES EN LOS FESTIVALES DE MÚSICA?

Las emociones positivas que despiertan los festivales de música influyen en los procesos de identificación cultural

A diferencia de los festivales más mainstream, con objetivos más económicos, los de música clásica buscan enriquecer culturalmente a su público

El año 2022 supuso un récord para los festivales de música en España y marcó un hito histórico tan solo dos años después de que todo el país quedase confinado por la pandemia. España cuenta con casi un millar de festivales de música y una industria del directo que en 2022 ingresó 459 millones de euros tan solo en venta de entradas. Esto supone casi un 200 % más que el año anterior, de acuerdo con los datos del Anuario de la Música en Vivo 2023 elaborado por la Asociación de Promotores Musicales.

La asistencia a los festivales no para de aumentar. Se trata de un fenómeno que marca la agenda cultural y social de miles de personas y que abre, también, muchos interrogantes. ¿Qué huella puede dejar en la sociedad esta cultura de los festivales de música? ¿Cómo influyen las experiencias vividas en los mismos a los asistentes?

Una investigación publicada en abierto ha buscado comprender cómo las emociones que despiertan los festivales de música desencadenan, dan forma, refuerzan e influencian los procesos de identificación cultural. Este trabajo está liderado por Jordi Oliva Codinadoctorado en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y profesor colaborador de los Estudios de Artes y Humanidades. Oliva analiza desde diferentes perspectivas, junto con la profesora e investigadora Alba Colombo, adscrita al grupo Lengua, cultura e identidad en un mundo global (IdentiCat), el impacto que los festivales de música tienen en la sociedad. Colombo ha coordinado la participación de la UOC en el proyecto Festivals, Events and Inclusive Public Space (FESTPACE), centrado en el uso de los espacios públicos para diferentes tipos de eventos en Europa.

“Si una persona va a un festival y escucha a su grupo favorito o a cualquier otro que le gusta, va a sentir emociones positivas importantes y se va a identificar con su manera de tocar, de hacer música y de vestirse”

Eventos diseñados para crear emociones

El trabajo de Oliva y Colombo surge de una premisa: los festivales juegan con las emociones para atraer al público y ofrecer una experiencia única. A partir de esta base, busca entender cómo esto determina el sentimiento de identidad de los asistentes.

“Si una persona va a un festival y escucha a su grupo favorito o a cualquier otro que le gusta, va a sentir emociones positivas importantes y se va a identificar con su manera de tocar, de hacer música y de vestirse, así como con las personas que tiene a su alrededor. Si esto pasa una vez, a lo mejor no es importante, pero si pasa muchas veces o se repite en muchos festivales, se generan unos procesos de identificación que pueden determinar la identidad cultural”, explica Oliva.

“Los festivales más grandes o mainstream, por ejemplo, venden un espacio de felicidad, donde vas a encontrar a gente como tú, donde te vas a sentir como si estuvieses en Woodstock en el año 68. A partir de las emociones, se genera todo un proceso que llama mucho la atención y que hace que quieras ser parte de ello”, añade.

Estas emociones tienen un impacto. Los festivales de música están destinados a crear una experiencia única entre los asistentes y, de este modo, influyen notablemente en diferentes procesos de identificación cultural. Puede manifestarse en una influencia en los gustos musicales, en el refuerzo de una identidad regional o en un aumento del sentido de comunidad. De acuerdo con las conclusiones de Oliva, esta influencia aumenta cuanto más intensas son las emociones que se viven durante el festival.

La importancia de los festivales de música clásica

La investigación de Oliva confirma que los festivales tienen la capacidad de determinar las identidades culturales a partir de los contenidos que ofrecen. Los más masivos y mainstream tienen intereses económicos y buscan identificar al consumidor con la marca. Esto hace que congreguen a grandísimas cantidades de personas, lo que tiene un impacto tanto en el ámbito cultural como en el sector de la música en directo.

“Aumenta la euforia de los festivales, pero, al mismo tiempo, las salas de conciertos están muriendo, la gente consume música solo por listas, y muchos productores ya fijan sus objetivos teniendo en cuenta lo que piden los festivales. En el mundo de la música mainstream, todo está muy determinado”, explica Oliva.

“Los festivales de música clásica son diferentes, en ellos hay diversidad de intenciones, porque tienen la finalidad de cultivar a la audiencia. No se centran solo en el enriquecimiento económico, en gran parte porque están más financiados”, explica.

El futuro del estudio

Este estudio sirve para completar el trabajo de investigación de Oliva, que unifica tres perspectivas: la sociológica, que pretende comprender los comportamientos sociales en los festivales de música; la psicológica, que comprende el análisis de las emociones de la música, y, por último, la relacionada con los estudios sobre eventos para entender la intencionalidad de los organizadores y la evaluación de los impactos de los festivales de música.

La investigación de la UOC ofrece una herramienta que podría utilizarse para medir el impacto emocional de los festivales. Un recurso que, de acuerdo con el investigador, tiene una utilidad a largo plazo, por lo que resulta especialmente interesante para la Administración.

“Las empresas que se dedican a los festivales son cortoplacistas, con objetivos más centrados en el beneficio económico de la próxima edición. El interés en todo caso debería venir de la Administración, para entender qué estamos dejando a la sociedad con este boom de los festivales”, concluye el investigador de la UOC.

Emociones más intensas implican un mayor impacto

Para llegar a estas conclusiones, el investigador se centró en el festival de música clásica Quincena Musical de San Sebastián. Después de cada concierto, realizó encuestas en las que evaluaba qué sentimientos había despertado la música, con qué intensidad se habían presentado las diferentes emociones y cómo esto determinaba la identidad cultural de los asistentes.

“Mi principal conclusión es que las emociones positivas y la identidad cultural se correlacionan positivamente. Cuanto más intensa es una emoción positiva derivada de la música, más crece el sentimiento de identidad cultural”, explica el investigador de la UOC.

La segunda parte del proceso metodológico consistió en hacer entrevistas a personas del público y de la organización, para entender qué sentían durante el concierto y cómo esto les afectaba cultural e identitariamente.

“En el caso de la Quincena Musical, después de los conciertos muchas personas van a tomar algo con los artistas o las personas que han conocido en el festival. Es una forma de crear lazos y generar un sentimiento de comunidad que, en este caso, se ha repetido una y otra vez durante ochenta años. Además, disfrutar del festival determina la relación de los asistentes con la cultura. Aumenta, por ejemplo, su nivel de conocimiento y su afición por la música. Se trata de impactos positivos muy relevantes”, añade Oliva.

Esta investigación contribuye al Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU número 4, de educación de calidad.

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Oliva, J. [Jordi]. Colombo, A. [Alba]. (2023). Perceived Intense Emotions and Their Influence on Cultural Identification Processes: A Mixed-Method Study of a Classical Music Festival. Empirical Studies of the Arts. DOI https://doi.org/10.1177/02762374231176192

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