Desde lo alto de su pequeño montículo vigila las entradas y salidas del Puerto de Palma; ha visto pasar muchas generaciones de palmesanos que se han acercado a él para rendirle visita y en algunos casos, ha sido parte de la historia de nuestra ciudad. Nuestro protagonista de hoy es el Castillo de Bellver, una fortaleza que es un ejemplo del conocido como “gótico civil” y fue construido por orden del Rey Jaime II de Mallorca.
El Castillo de Bellver está “asediado” por el verde bosque que se ha convertido en uno de los pulmones verdes de Palma por el que mucha gente acude allí a pasar el día en el parque infantil que hay en el bosque, a jugar entre los árboles y también a practicar deporte. Desde lo alto de la fortaleza podremos ver unas vistas privilegiadas de Palma, de su puerto, de la Serra de Tramuntana y del resto de la isla.
Es uno de los pocos castillos que hay en el mundo que tiene una planta circular, cuyo diseño está inspirado en la Fortaleza de Herodión que está situada en Cisjordania; dicha fortaleza tiene tres torres más pequeñas adosadas y una gran torre. ¿Os suena?
En el caso, del Castillo de Bellver, las tres torres están adosadas y la espectacular torre del homenaje a la que se accede por un puente de marés. La fortaleza tenía originariamente unas almenas que había en la terraza superior, en la barbacana y en las torres. Sin embargo, en el momento que se produjo la evolución de los sistemas defensivos y el uso de la artillería, se equipó el castillo con unas troneras en el revellín y en la barbacana.
Durante la Guerra de Sucesión (1700-1713) se construyó en el castillo un pequeño estrado cubierto pero en la actualidad está en malas condiciones.
Historia del Castillo:
Gran parte de la fortaleza fue diseñada mayoritariamente por el arquitecto Pedro Salvá, quien ya había trabajado en la reforma del Palacio de la Almudiana. Para construir el Castillo de Bellver se utilizaron piedras de marés procedentes de las cuevas que hay bajo el castillo, marés procedente de las cuevas de Portals Vells y la popular “Piedra de Santanyí”
El castillo iba a tener un uso residencial para los Reyes de Mallorca, aunque la Historia nos dice todo lo contrario. En el Castillo de Bellver se refugió el Rey Juan I de Aragón quien intentaba huir de la epidemia de peste de 1394.
Aunque hoy en día, el Castillo de Bellver se encuentre bajo un “asedio” del bosque colindante, lo cierto es que ha sido asediado por los enemigos en tres ocasiones: La primera durante la Guerra entre Pedro IV “El Ceremonioso” y Jaime III de Mallorca que acabó con la anexión del Reino de Mallorca a la Corona de Aragón tras la muerte del rey Jaime III en la Batalla de Llucmajor en 1343; el segundo asedio tuvo lugar durante el asalto a la judería (o Call Jueu) de Palma en 1391; y el último asalto fue durante la Revuelta de Ses Germanias de Mallorca en 1521 donde los mercaderes y artesanos de la isla se rebelan contra las políticas del rey Carlos I.
El uso más común que tuvo el Castillo de Bellver fue el de cárcel durante varios periodos. Durante la Guerra de Sucesión se encarcelaron allí partidarios de los dos bandos enfrentados tanto los felipistas (partiadirios de Felipe V de Borbón) y los partidarios del Archiduque Carlos. Aunque fue durante el siglo XIX cuando la fortaleza tuvo a sus prisioneros más ilsutres como el ministro y escritor Gaspar Melchor de Jovellanos, quien allí escribió algunas de sus obras, entre ellas una de las mejores descripciones que hay del castillo. También, las paredes del castillo acogieron al físico y astrónomo francés François Aragó quien participó en la medición del meridiano de Paris. Además, en el Castillo de Bellver murió fusilado el general Luis de Lacy en 1817.
Por último, durante la II República se cedió al Ajuntament de Palma tanto el castillo como el bosque. Fue gracias a la cesión del diputado socialista Alexandre Jaume quien durante la Guerra Civil (1936-1939) fue encarcelado en el castillo junto al entonces alcalde de Palma Emili Darder quienes fueron fusilados el 24 de febrero de 1937 en uno de los muros del cementerio de Palma. En la actualidad, en el Castillo de Bellver se puede visitar el Museo Municipal de Historia de Palma o disfrutar de una velada de conciertos.
Para terminar, las leyendas hablan de que la Bruixa Joana vive en el bosque en una de las cuevas y que ella cultivaba una higuera con cuyos frutos realizaba el mal de ojo. También podemos visitar un pequeño oratorio dedicado a San Alonso Rodríguez, quien fue portero del convento y colegio de Montesión de Palma. Allí, reza una leyenda que el San Alonso mientras acompañaba al padre Matías Borrassa, en un caluroso día decidieron detenerse para descansar y allí se les apareció la Virgen Maria para secarles el sudor.
Para más información:
Ibáñez, José María. La Vuelta a Mallorca en 80 Rutas. Palma de Mallorca: Anima Ignis., 2017.
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