Practicar actividad física en el agua mejora la respiración, tonifica los músculos, activa la circulación sanguínea y produce un efecto zen en el estado de ánimo
Los expertos en fitness exponen cómo incorporar la piscina en nuestro entrenamiento y qué debemos tener en cuenta para mantener la rutina deportiva durante con el calor y combatir así el sedentarismo
El calor para muchos se convierte en una preocupación, o incluso excusa, a la hora de entrenar, sin embargo es importante seguir ejercitando el cuerpo aún con las altas temperaturas impactando sobre nuestro cuerpo. Para hacerlo de la forma más llevadera posible, tanto física como mentalmente, es importante adaptar la rutina deportiva a las características propias del verano: el calor y la humedad. Para ello, lo principal es tener en cuenta que se debe entrenar con una intensidad menor, e incluir otros escenarios para ejercitar el cuerpo como es la piscina.
Lo cierto es que hacer ejercicio en el agua tiene un carácter preventivo y de recuperación sobre nuestro cuerpo, debido al estado de ingravidez, anulando la presión sobre las articulaciones. El agua nos aporta resistencia, y por tanto estimula nuestra musculatura y el tono muscular. Adicionalmente, realizar actividad en el medio acuático a una cierta intensidad, nos permite quemar más calorías que si los hiciéramos fuera del agua ya que implica la activación de mucha más musculatura para vencer la resistencia del agua. 15 minutos de trote dentro del agua equivalen a 40 fuera de ella, aunque es mucho más intenso. El agua hace mucho más llevadero entrenar con el calor intenso, ya que la temperatura muscular se mantendrá más baja. Pero los beneficios no terminan aquí, y es que entrenar en el agua permite reducir el estrés en articulaciones, huesos y músculos lo cual permite entrenar con una menor percepción de esfuerzo articular, sintiendo menor el estrés mecánico, pero puede incrementar el estrés metabólico y el sistema cardiovascular, dos factores que, con moderación, nos pueden llevar a una mejor salud general.
Conscientes de todos los beneficios que tiene el deporte acuático, los expertos en fitness de Club Metropolitan, te proponen las mejores actividades guiadas, o ejercicios si lo tuyo no es el trabajo en grupo, orientados a una mejora de la condición cardiovascular y de tonificación muscular, para trabajar este verano sin pausa, pero sin prisa:
Aqua Pilates: Actividad que combina los beneficios de la técnica de Pilates con el medio acuático, es decir, que se llevan a cabo este mismo ejercicios, pero dentro de la piscina. Teniendo en cuenta las características propias del medio y adaptándolos. Por eso es una actividad que se realiza sin material añadido. Las clases tienen una duración de 30 minutos, con una intensidad media-baja. Como es una actividad sin impacto, no hay estrés articular. Es una actividad que puede ayudarnos a relajarnos y aliviar problemas de ansiedad o estrés. Es una actividad apta para todas las personas de todas las edades.
Aqua yoga: Esta actividad es, literalmente, practicar yoga dentro del agua. En sesiones de 45 minutos, se llevan a cabo ejercicios de yoga, adaptados al medio acuático. Son sesiones de intensidad y dificultad media que puede realizar cualquier persona de cualquier edad. Esta actividad combina los beneficios del Agua y Yoga, alivia la ansiedad y el estrés, mejora los patrones de sueño, aumenta la energía corporal y la amplitud de movimiento, disminuye la frecuencia cardiaca, mejora la respiración y aumenta la función cardiovascular, además de beneficiar la corrección postural. Todo ello en un medio seguro, controlado y en un ambiente ideal.
Andar o correr en el agua: El trabajo atlético en el medio acuático está ampliamente contrastado como un excelente método de recuperación de lesiones y como un facilitador de actividad en una medio controlado e ingrávido para personas que presenten patologías o problemas en articulaciones como tobillos rodillas, caderas o vértebras del segmento lumbar. Las propiedades viscosas del agua nos permiten ajustar el nivel de resistencia que buscamos, a mayor velocidad de desplazamiento mayor es la resistencia que ejerce el agua sobre nosotros y por tanto mayor esfuerzo sobre la musculatura. A mayor velocidad de nuestros movimientos, mayor será la resistencia.
Abdominales: A nivel más profundo y postural, el CORE está activo en cualquier actividad que realicemos en el agua, y más concretamente, nadando es una de las actividades en las que más trabaja, por la potencia que debemos imprimir al realizar tanto en movimiento de pies como de las extremidades superiores. Si queremos además ejercitar de manera específica la musculatura más superficial del abdomen, es posible hacerlo aprovechando el bordillo de la piscina para anclar las piernas y realizar crunch abdominales.
Zancadas: Podríamos utilizar las zancadas como unos ejercicios de pre-fatiga de cuádriceps. Realizando las zancas fuera del agua para posteriormente, saltar al agua para nadar uno volumen determinado de metros con aletas.
Nadar: Un clásico apto para todos los públicos. Hay gente que disfruta más nadando en la piscina y otra en el mar. Ambas alternativas son válidas para nuestro planteamiento vacacional. Sin embargo, nadar en el mar es más ligero debido a la cantidad de sal del agua, ya que hace que el agua sea más densa y tengamos mayor flotabilidad. Además, si nadar es considerado popularmente como uno de los deportes más completos no es porque sí. Nadando trabajamos la mayor parte de grupos musculares y ejercitamos el sistema cardiopulmonar, además de fortalecer la musculatura y mejorar nuestra postura corporal.
Cuando entrenamos durante el verano es importante comprender el impacto del calor sobre nuestro organismo con tal de organizar nuestros entrenamientos. Así pues, durante la realización de actividad física se eleva nuestra temperatura corporal y el organismo la regula a través del mecanismo de sudoración para mantener la temperatura corporal a un nivel tolerable para el organismo. Si a esta subida de temperatura, derivada del esfuerzo, le añadimos la temperatura ambiental en época estival, podemos sobrecargar el mecanismo de regulación de temperatura a un punto en el que no sea capaz de mantener el cuerpo a una temperatura saludable o no pueda hacerlo a la velocidad deseada. En el caso de que eso ocurriera sufriríamos un golpe de calor, en el que pudiéramos experimentar mareos, vértigos, desorientación.
Para prevenir situaciones de este tipo, lo que debemos hacer es evitar exponer nuestro cuerpo a temperaturas extremas o a situaciones en las que le pueda ser difícil regular la temperatura corporal. Sería recomendable no realizar actividad física en actividades o espacios en las que se alcancen más de 30ºC. Por encima de esta temperatura, se desaconseja la práctica de actividad. Idealmente, deberíamos estar entre los 20º y los 24º para practicar deporte con una temperatura agradable para nuestro organismo. En verano, esto suele darse en las horas extremas del día, o bien temprano por la mañana o bien entrada la noche, por lo que la realización de actividad en el medio acuático que impide que el organismo eleve la temperatura con facilidad es claramente una situación que favorece que podamos practicar deporte en prácticamente cualquier hora del día.
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