¿ES IMPRESCINDIBLE LA ESCRITURA A MANO EN EL PROCESO DE APRENDIZAJE?

La educación es uno de los pilares fundamentales de las sociedades, y el acceso a una educación libre y de calidad es uno de los derechos fundamentales de nuestro tiempo. Aunque no siempre fue así, y muchos tuvieron que luchar para defenderlo, hoy podemos afirmar que el mundo occidental goza del privilegio de contar con sistemas educativos sólidos al alcance de toda la población. Y esa conquista se conmemora cada 17 de noviembre con el Día Internacional de los Estudiantes. Hoy, sin embargo, la educación se enfrenta a nuevos desafíos marcados por la conquista de las aulas por parte de la tecnología, que ha logrado, en gran medida, trasladar el contexto de aprendizaje al entorno digital. 

Atrapados por los múltiples atractivos de las pantallas, es una realidad que los niños y jóvenes de ahora pasan cada vez más tiempo utilizando ordenadores, tablets, móviles, televisiones y cualquier dispositivo electrónico que ante un libro o cualquier otro soporte tradicional. El bolígrafo está siendo sustituido por el teclado, y la escritura consiste, cada vez más, en golpear teclas físicas o táctiles con las yemas de los dedos, y menos en movimientos de muñeca para seguir un trazo caligráfico. 

Hasta el punto de que, según una consulta realizada por la plataforma digital de aprendizaje de idiomas Preply a más de 2.600 jóvenes de entre 18 y 43 años de nueve países diferentes, el 45% considera que la digitalización de la comunicación puede suponer, en el futuro, el fin de la escritura a mano. Y de hecho, solo 3 de cada 10 consultados aseguran escribir a mano varias veces al día, principalmente para tomar notas, hacer la lista de la compra o resolver problemas o ecuaciones, mientras justo el doble, 6 de cada 10, afirman que, o no lo hacen nunca, o raramente, o unas pocas veces por semana. 

Sin embargo, la escritura manual tiene unos beneficios cognitivos, tanto a la hora de memorizar como de comprender conceptos o palabras, en los que coinciden expertos en educación, neurociencia cognitiva y psicología del aprendizaje, por lo que recomiendan que su uso se mantenga  de forma paralela al proceso de digitalización.

Un estudio de la Universidad de Hopkins, en Estados Unidos, demostró cómo la escritura a mano mejora la capacidad de aprender un nuevo idioma, de manera que las competencias de lectura y escritura se adquieren de una forma más rápida. Esto, según los investigadores, se debe a que al escribir a mano se produce una experiencia perceptivo-motora que favorece el aprendizaje, en comparación con la mecanografía o la visualización de vídeos.

Efectivamente, la escritura tiene diferentes efectos de refuerzo si se aplica al aprendizaje de un idioma. Por ejemplo, al escribir una determinada palabra a mano, procesamos su estructura y su forma, y esto consolida el refuerzo de su significado y ortografía, al conectar los movimientos necesarios para formar letras con sus representaciones mentales. Y al escribir frases, interiorizamos mejor la estructura gramatical de ese idioma, su concordancia y su comprensión. Además, el proceso manual requiere una mayor atención y concentración que el hecho de teclear, lo que favorece un aprendizaje más profundo de lo que se estudia. 

Hacia un modelo mixto

Dicho de otro modo, al activar mayores conexiones neuronales en el cerebro, la escritura a mano ayuda a consolidar la memoria y facilita la comprensión de nuevas palabras, especialmente en etapas tempranas del aprendizaje de un idioma. Esto no quiere decir que el mismo proceso no se pueda realizar utilizando solo métodos digitales, pero sí que ofrece ventajas significativas que merecen ser tenidas en cuenta. Por ello, frente a la comodidad y velocidad de lo digital, los expertos sugieren un enfoque híbrido para maximizar los resultados de aprendizaje.

Este modelo mixto es el que aplican en el Colegio Alkor de Alcorcón (Madrid) en el aprendizaje de idiomas, integrando tanto la escritura a mano como los recursos digitales en el aula. Raquel Riscos, coordinadora de Bilingüismo de la ESO, explica: “Los alumnos comienzan aprendiendo a través de la escritura manual para reforzar su comprensión de los conceptos básicos del idioma, como el vocabulario y la gramática, y porque favorece la imaginación y la memoria. A medida que avanzan, se incorporan herramientas digitales que les permiten practicar y reforzar lo aprendido de manera interactiva, afianzando el conocimiento de forma lúdica. Este enfoque equilibrado nos permite aprovechar lo mejor de ambos mundos, proporcionando una base sólida y, a la vez, desarrollando competencias en un entorno cada vez más digital al que no podemos ni debemos dar la espalda”.

Desde Preply, Josh Crossick, director de Producto, considera que “no hay una única manera de aprender un idioma; los métodos, estilos y enfoques han evolucionado con el tiempo y seguirán haciéndolo junto con la innovación tecnológica. Está claro que escribir a mano tiene muchos beneficios conocidos para la memoria y la motricidad fina, y sigue siendo una habilidad esencial, pero hoy en día la escritura a mano debe equilibrarse con métodos y habilidades de aprendizaje digital. Estos son esenciales para preparar a los estudiantes para las realidades del lugar de trabajo moderno, donde la mecanografía, la colaboración digital y la adaptabilidad a las nuevas tecnologías seguirán siendo más valiosas que la caligrafía”.

Esta plataforma utiliza inteligencia artificial para identificar los diferentes estilos de aprendizaje de sus alumnos y personalizarlos a escala: los más visuales utilizarán mejor los diagramas, gráficos y mapas mentales, y los más cinestésicos necesitarán actividades prácticas. En cuanto a los profesores, son muy diversos, cada uno con su estilo y estrategia de enseñanza, por lo que algunos pedirán a sus alumnos que anoten cosas durante las clases, mientras otros utilizarán únicamente herramientas digitales. La clave está en la conexión mental con el alumno, y eso tiene un factor emocional que va mucho más allá del bolígrafo o el teclado.

 

Fuente: Preply

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