Todos recordamos la imagen del intrépido Phileas Fogg y su ayudante “Picaporte” a bordo de un globo aerostático como símbolo de su aventura en “La vuelta al mundo en 80 días” obra del genial Julio Verne y de cuya primera edición completa se cumplen ahora 150 años. Sin embargo esa imagen es en cierto modo falsa. En la obra de Verne los dos protagonistas viajan en tren, barco, trineo, caballos y hasta en elefante… pero nunca en globo. La escena en el globo más conocida es la de la película que interpretaron en 1956 David Niven y Cantinflas en los principales papeles, pero seguramente su uso se ha impuesto porque es lo que mejor representa el espíritu de aventura.
Volar en globo hoy en día sigue siendo una bonita aventura, es más fácil y más seguro que en aquellos lejanos días, y no digamos en el siglo XVIII cuando lo hicieron por primera vez los hermanos Montgolfier o el sacerdote brasileño Bartolomeu de Gusmão ante el rey de Portugal, no está claro quien lo hizo primero. Pero para disfrutar de la experiencia hay que seguir ciertas recomendaciones y tener en cuenta algunas cosas:
– El mejor momento para volar en globo es a primera hora de la mañana o a última de la tarde; entonces el ambiente es más frío y el aire caliente del globo sube mejor, además en esos momentos suele haber menos viento.
– Por la misma razón, conviene llevar ropa de abrigo porque puede haber cambios de temperatura a medida que aumenta la altura.
– No hay que llevar objetos pesados como grandes mochilas o bolsos, el coche de apoyo puede hacerse cargo de ellos hasta que aterricemos.
– Hay que mantener la calma durante el despegue y el aterrizaje: El despegue y el aterrizaje pueden ser momentos tensos, pero hay que permanecer tranquilos y seguir las instrucciones del piloto, que tiene mucha experiencia en estos procedimientos.
– No hay que moverse mucho dentro de la cesta del globo porque puede perder estabilidad. Hay que dejar espacio al piloto para que maniobre y controle el fuego que caliente el aire con comodidad.
Aladinia.com, la web número uno de España en regalos experiencias, propone decenas de posibilidades para disfrutar de esta experiencia sobrevolando los más bellos paisajes de España completándola casi siempre con una copa de cava, un desayuno en plena naturaleza, un almuerzo y otros agradables complementos. En esta ocasión ha querido preguntar a sus usuarios cuáles creen que son los mejores lugares para sobrevolar en España y Palma de Mallorca ha sido elegida entre los diez mejores del país:
Palma de Mallorca – Baleares
Aunque Palma es bella desde cualquier punto de vista, desde el aire adquiere otra dimensión, se puede apreciar el perfecto diseño de su barrio gótico, el Palacio Real de la Almudaina o la Catedral hasta el barrio judío o el Castillo de Bellver, la cercanía de calas desiertas, y las más visitadas de Sa Calobra, Es Trenc y Cala Tuent, y más allá, hacia el interior, el encanto de la Sierra de Tramontana, Parque Natural de Mondragó o el casi mítico Cabo de Formentor, sobre todo al atardecer.
Un paseo en globo en Mallorca es una experiencia mágica e inolvidable. Los vuelos en globo no dan vértigo, ni la cesta se mueve o balancea. Es exactamente igual que estar en un mirador que se desplaza lentamente, por eso pueden volar niños o gente mayor sin problema. Debido a la temperatura de la isla se pueden hacer despegues en la costa por la tarde o por la mañana con botella de cava a bordo. Una vez se deja de tocar tierra, se alcanza una altura de entre 100 y 300 metros, pudiendo observar cada detalle del paisaje. Más tarde se puede ascender a los 500 metros, contemplando la isla en su totalidad. A lo largo del vuelo el piloto irá explicando detalles de navegación y la historia de la zona que se sobrevuela. La empresa que lo organiza, Illes Balears Ballooning, forma grupos de 4 a 8 pasajeros con un precio de 180 euros por una hora de vuelo y copa de cava, pero también ofrece solo para parejas una experiencia romántica que incluye una hora de vuelo con champagne y cesta de canapés luxe, diploma y CD de regalo para recordar toda la vida. Y para los más sibaritas en lugar de canapés se ofrece una cena en el restaurant de Andreu Genestra con platos del nivel del Bulli o Arzaz ya que Andreu fue su discípulo avanzado.
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