A muchas personas les resulta difícil convivir con emociones tan cambiantes y tan intensas. Ante situaciones de crisis, las emociones, antes o después aparecerán. No sirve de nada intentar no sentirlas. Cuando las ignoramos o reprimimos, lo que suele ocurrir es que afloran en los momentos menos indicados y de la forma más inapropiada.
Ten presente, que el hecho de que no tengas una actitud positiva no va a afectar a la posible evolución de tu enfermedad, no te sientas culpable por ello. Pero, eso sí, no te abandones a la tristeza y al abatimiento. El modo en que te enfrentas a la enfermedad influye en tu calidad de vida. Los sentimientos de tristeza, rabia o temor son tan normales como los de felicidad, sosiego o placidez. Sentirlos no significa ser débil, no te sientas culpable por ello. Ten en cuenta que la enfermedad y los tratamientos están provocando situaciones nuevas y difíciles. Se tolerante contigo mismo y demuéstrate aceptación y respeto, incluso en los momentos en los que sientas mayor debilidad.
Enfrentarse a un diagnóstico de cáncer es una situación inesperada que supone un cambio importante en la vida. El enfermo pasa de ser una persona más o menos sana, con sus ocupaciones y sus problemas cotidianos, a ser una persona con una seria enfermedad. La forma en que el cáncer afecta a cada persona es diferente.
Es la mejor manera de que la ira, el temor y/o la tristeza pierdan fuerza y comiences a tener un cierto control sobre ellos. Comparte los sentimientos con personas de tu confianza La alegría, el abatimiento, el enojo, el miedo, la sorpresa, necesitan ser aireadas. La mejor forma de conseguirlo es compartirlos con otros. Esto no significa que tengas que expresar tus sentimientos a todos, busca aquella persona o personas de tu confianza para hablar de tus sentimientos. No intentes pasar por todo esto tú solo Muchas personas realizan esfuerzos sobrehumanos para controlarse. Expresa tu malestar cuando éste sea todavía de poca intensidad.
Hablar te ayudará a darte cuenta de lo que realmente te preocupa y te permitirá tomar la distancia suficiente para poder buscar una solución. Controla los pensamientos Las personas reaccionamos de diferente manera ante una misma situación de estrés. No son sólo los acontecimientos los que causan las emociones, sino también nuestra interpretación sobre ellos. Un mismo suceso puede provocar emociones distintas, según como se interprete. No anticipes problemas que no tienes la certeza que van a ocurrir. Cuando preveas que puedes tener que enfrentarte a una situación difícil, analízala de la forma más objetiva posible para buscar soluciones y prepararte para hacerla frente. Mantén la mente ocupada en actividades útiles y agradables. La inactividad favores la aparición de pensamientos negativos.
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