SON MARROIG: EL PARAISO DEL ARCHIDUQUE

En uno de los últimos números de la Revista Plural, os invitamos a conocer la finca de  Miramar que fue adquirida por el Archiduque Lluís Salvador en el siglo XIX. Transitamos por su historia, especialmente, en el momento en que hablamos de uno de los lugares emblemáticos de Mallorca y, sobre todo, cuando simplemente “Miramar” nos remite inexorablemente a Ramón Llull, su monasterio y su escuela de gramática.

Esta vez te invito a recorrer otra posesión emblemática de la “Costa Nord” de Mallorca, ha atraído a mucha gente de diversas nacionalidades y, además, una casa de la cual el Archiduque Luis Salvador estuvo literalmente enamorado. Además, junto a Miramar se convirtió en el refugio mallorquín del aristócrata austrohúngaro.

Para llegar a Son Marroig tenemos que dirigirnos desde Palma hacia Valldemosa, una vez que hemos salido del pueblo por la carretera principal, tendremos que girar hacia la derecha en dirección a Deyá y pasado unos kilómetros llegaremos a Son Marroig.

¿Qué conocemos de Son Marroig? ¿Cuál es su historia?

Mucha gente conoce Son Marroig a raíz de la compra que realizó el Archiduque Lluís Salvador, las reformas que hizo en sus jardines, etc. Es a partir de este momento cuando Son Marroig adquiere una notoriedad en la sociedad. Además, el Archiduque tuvo visitantes en sus posesiones a gente muy relevante en su época como la Emperatriz Sissi de Austria, el poeta Jacinto Verdaguer o el escritor Miguel de Unamuno.

En Son Marroig cuando vamos tendremos que cerrar los ojos para imaginarnos al Archiduque sentado en su despacho, mirando el mar, al Nixe balanceándose sobre el Mediterráneo y escribiendo “El Die Balearen” o hablando con su secretario Manuel de los Herreros mientras recibe la visita de Catalina Homar.

Son Marroig es una finca que nos traslada a una Mallorca desconocida por mucha gente, alejada del “Sol y Playa” que aún no conocía el turismo y que vivía anclada en las tradiciones.

En la segunda mitad del Siglo XIX la posesión de Son Marroig no era la misma que podemos observar hoy cuando vamos a visitarla, situada en el término municipal de Deyá. Fue a raíz de la compra por parte del Archiduque Lluís Salvador cuando la posesión adquirió esa impronta señorial que la ha convertido en uno de los parajes más bellos de Mallorca.

En la Edad Media, las posesiones mallorquinas no tuvieron la resonancia tan importante como hoy en día. Así mismo, en el medioevo las fincas mallorquinas sólo tenían un lugar para reunir al ganado y algunas tierras que se podían cultivar.

La profesora de Historia Medieval de la Universidad de las Islas Baleares en el Boletín de la Sociedad Arqueológica Luliana numero 71 a través de un inventario “post mortem”[1], en este caso los protocolos notariales son unas herramientas fundamentales para la reconstrucción del pasado de la finca.  La profesora Barceló nos dice:

Gracias a los inventarios post mortem podemos conocer como eran las fincas mallorquinas y en este caso, de la alquería de Jaume Mas Roig[2] se conserva un inventario del año 1491”. (Barceló y Coll 2015)

Así mismo, la profesora Barceló incide “La alquería de Jaume Mas estaba situada cerca del monasterio de la Trinitat[3]” (Barceló y Coll 2015)

En el inventario se nos explica que la casa constaba de lo siguiente: “Una entrada, bodega, habitación de las mujeres que acudían a la finca a recoger aceitunas, despensa, algunas cámaras, cocina, almazara y otras dependencias… Además, hay objetos propios de la vida cotidiana de entonces. También se han documentado que había esclavos y animales”. (Barceló y Coll 2015)

En 1491, según consta en el protocolo notarial que se conserva en el Archivo del Reino de Mallorca[4] en la serie “Protocolos Notariales” la finca de Son Marroig en 1491 estaba a nombre de Jaume Mas Roig quien deja en herencia a su hijo Antonio. La familia Mas Roig tenían en alodio las tierras ya que pertenecían al Abad del Monasterio de la Real.

Por otra parte, en 1493 la posesión de Antoni Mas Roig[5] se documenta que los límites de la alquería rozaban con los de Son Gallard, la alquería de Jaume Rullan y el litoral marino.

La “Possessió” de Son Marroig estuvo vinculada siempre a la familia Marroig hasta el año 1852 cuando Catalina Marroig firmó un contrato de arrendamiento a los hermanos Pedro y Josep Mas de Valldemosa por una renda de 700 libras anuales.

¿Cómo llegó Son Marroig a las manos del Archiduque Lluís Salvador? El aristócrata consideraba la finca como “La casa mejor situada de Mallorca” y quería comprarla a toda costa para poder restaurar en Miramar el espíritu luliano. En 1877, el Archiduque Lluís Salvador pagó a la familia Cortei una cantidad muy superior a lo que costaba una finca en Mallorca en esos años. La operación se formalizó el 15 de enero de 1878: Le costó 200.000 libras por la finca e incluía también 68 hectáreas y Sa Foradada.

Son Marroig fue la casa en la que residió de forma habitual el secretario del Archiduque: Antoni Vives Colom, casado con Luisa Venezze, ella falleció precisamente en Son Marroig en 1896. El señor Vives se casó nuevamente con Aina Ripoll. Mientras el Archiduque utilizó Son Marroig como residencia en Mallorca. Al fallecer, Lluís Salvador en 1915 la titularidad de la finca pasó a manos de Antoni Vives quien en 1918 falleció y la propiedad pasó a manos de su hija Luisa Vives Ripoll, quien estaba casa con el pintor Antoni Ribas.

Por último, en 1929 Antoni Ribas instaló en Son Marroig un pequeño museo donde había no solamente obras suyas sino también de otros pintores como: Joan Bauçà, Anglada Camarasa o Joaquín Mir. En la actualidad la posesión de Son Marroig pertenece a Isabel Ribas Vives, hijas del pintor y de Luisa Vives.

Elementos por destacar en Son Marroig:
  1. La Torre de Son Marroig:

Es uno de los elementos más característicos de Son Marroig, su torre. Data del Siglo XVI. Protegía las casas los ataques de los piratas que aprovechaban el abrigo que ofrecía “Sa Foradada” para desembarcar. Según algunas leyendas, que dicen que la última mujer capturada por los piratas era de Son Marroig.

La torre es de planta cuadrada, con taludes o pie de muralla en su base. Su único portal está configurado por un arco redondo, pequeño que mira a la entrada principal de la casa. Además, tiene como defensas unos matacanes que protegen las puertas y ventanas.

  1. El Templete de Son Marroig:

Una de las imágenes más icónicas de Son Marroig es el templete de mármol de Carrara, que podemos ver en sus jardines. Imita un templete similar que hay en la isleta del jardín Palavicini en Pegli, cerca de la localidad italiana de Génova. El templete de base circular se eleva sobre cuatro escalones y consta de cuatro columnas jónicas. La cubierta es una cúpula semiesférica.

El templete se construyó entre 1878 y 1884, además, aparece citado en el Die Balearen, obra magna del Archiduque Lluís Salvador.

  1. El Mirador del Galliner:

Desde este mirador podemos disfrutar de uno de los mejores atardeceres hay en Mallorca. El nombre del “Galliner” viene porque el mirador se hizo donde estaban los gallineros de la finca. Tiene dos torretas circulares que miran al vacío y protegido por una pared, así como un banco que nos permite sentarnos para contemplar Sa Foradada.

Para terminar, junto al mirador hay un bar donde podréis disfrutar de la puesta de sol y podréis tomaros un refresco. También hay un restaurante: Miradors de Na Foradada donde podréis degustar una buena cena o comida en uno de los enclaves más bonitos de la Isla.

Bibliografía:

Barceló, Maria, y Carmen. Coll. «Inventari de la Alqueria de Jaume Masroig (1491).» Boletín de la Sociedad Arqueológica Luliana, 2015: 261-271.

Valero, Gaspar. «Son Marroig.» En Les Possesions de la Serra de Tramuntana. , de Gaspar. Valero, 110-119. Palma: Olañeta., 2013.

Fotos y Texto: Juan Ramón Pons.

[1] Un inventario “Post Mortem” era un documento que formaba parte de los protocolos notariales dentro del testamento del finado en el notario registraba todas las propiedades del fallecido que pasaban a ser propiedad del heredero.

[2] Futuro Son Marroig.

[3] También conocida como “S’Ermita de Valldemosa”

[4] ARM. Prot. M-66, f. 196r-203r.

[5] Recordemos es el fallecido en 1491 y la persona sobre la cual se ha realizado el inventario de sus bienes.

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