UN CENTENAR DE PERSONAS ACUDEN A LA PRESENTACIÓN DEL PRIMER LIBRO DE RELATOS DEL ARTISTA XISCO BARCELÓ M. ‘LOS OJOS DE NADIE’

El escritor mallorquín Xisco Barceló M. presentó antes más de un centenar de personas su primer libro de relatos, ‘Los ojos de nadie’, el pasado jueves, 29 de septiembre, en ‘La Casa del Libro’ de Palma. El libro está compuesto por 29 relatos de ficción acompañados de sendas ilustraciones basadas en los textos.

El acto contó con la presencia del autor, Xisco Barceló M; algunos de los artistas que han colaborado con las ilustraciones; el editor de ‘Los ojos de nadie’ y escritor, Javier Rodríguez Barranco, de Ediciones AZIMUT, y el autor de la portada, Jaime Roig de Diego.

Tras una breve intervención del autor, en la que nombró a los artistas colaboradores y comentó lo que ha supuesto esta publicación, se dio paso al editor y filósofo Javier Rodríguez Barranco, que se había desplazado desde Málaga para este acto.

En su presentación, Javier Rodríguez detalló una serie de conceptos que fueron determinantes para convencerle, entre otros, que “estas historias transcurren en esa frontera difusa que separa la vigilia del sueño”.

Posteriormente sería Jaime Roig de Diego, autor de la portada y uno de los 29 artistas participantes, quién se dirigía al público con la narración de un texto metafórico “que transcurre entre el golpeo de unas canicas en el suelo, el confuso sonido que se produce en las tuberías de una casa deshabitada y el misterioso número 29 que tanto ha tenido que ver con el azar de este libro”. Barceló recogió el guante para presentar al mago Víctor Piña, que había preparado una actuación que sorprendería a todos los presentes.

Víctor Piña es un brillante estratega de la fantasía, dejando muestra de ello en ese escenario improvisado. Dos personas escogieron una carta de una baraja que el mago les ofreció y “la casualidad” haría que surgieran el 2 y el 9 de corazones, en el día Mundial del Corazón.

En el siguiente número el mago hizo temblar a más de uno, ya que se colocó en la boca un anzuelo del que salían cuatro cuerdas y había que estirar de tres de ellas. Cualquiera de las cuatro podría hacer que su paladar y su lengua hubieran visto alterada su normalidad. Tras un angustioso suspense, salió airoso y recibió los aplausos del público allí congregado.

Xisco Barceló M. concluyó agradeciendo el interés por la lectura.

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