Considerada una de las figuras más destacadas del modernismo literario es también una de las voces más aclamadas del feminismo internacional
Nacida en Londres, en 1882 Virginia mamó la literatura desde la cuna. Su padre – editor, escritor e historiador, ensayista y apasionado montañero- y su madre la educaron en un ambiente liberal y culto. Ambos divorciados, Virginia se crio con hermanastros de ambos padres y en una casa donde siempre hubo encuentros culturales
En el conocido hogar de Hyde Park Gate, en Kensington paraban por ahí visitantes ilustres, todas importantes figuras y destacadas intelectuales como novelistas poetas y escritores Alfred Tennyson, Thomas Hardy, Henry James o Edward Burne-Jones. Ni Virginia ni sus hermanos fueron a la escuela, pero recibieron clases de profesores particulares y de su padre. El editor, crítico y biógrafo, esfera del mundo cultural de la época, William Thackeray, fue uno de los profesores de los hermanos Woolf. Thackeray es considerado uno de los máximos representantes del realismo.
A los trece años de edad, Virginia vivió su primera crisis depresiva. Vivió la muerte de su madre, lo que la sometió a un período oscuro donde sufrió la primera de sus depresiones. Al morir su padre, cuando ella tenía apenas los 23 años la autora ya había tenido su primer intento de suicidio.
EL GRUPO BLOOMSBURY
En 1905, al morir el padre, Virginia se traslada junto a sus hermanos en el barrio londinense de Bloomsbury. Este lugar se convirtió en un centro de reunión de intelectuales. Se trataba de amigos de la familia y antiguos compañeros universitarios del hermano mayor. Entre estas personalidades, estuvieron el escritor E.M. Forster, el economista J.M. Keynes o los filósofos Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein.
En 1912 Virginia contrajo matrimonio con el escritor Leonard Woolf, economista y miembro también del grupo de Bloomsbury. Cinco años después crearían la editorial Hogarth, donde se editó la obra de la propia Virginia y la de otros importantes escritores.
Virginia Woolf sufrió, a lo largo de su vida, padecía una enfermedad mental hoy conocida como trastorno bipolar. En una de esas profundas depresiones, Virginia Woolf fue hasta un río cercano a su casa, puso piedras en sus bolsillos y decidió terminar con su vida ahogándose. Se despidió de su esposo a través de una conmovedora carta donde no sólo se percibe su padecimiento, tristeza y profundo dolor, sino también la gratitud y el gran amor que sentía hacia él.
Foto de Portada: Jill Wellington
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