España se encuentra ante un reto histórico. La crisis de la COVID-19 ha puesto nuevamente de relieve la vulnerabilidad de la juventud española. La pandemia ha dejado en evidencia la incapacidad del Estado de Bienestar español para resolver la situación de vulnerabilidad y precariedad de las personas jóvenes.
Durante los últimos diez años se han realizado políticas perjudiciales para la juventud, errantes, que no han respondido a ninguna estrategia a corto, medio o largo plazo. Las personas jóvenes en nuestro país entraron en la pandemia sin haberse recuperado de las consecuencias negativas de la anterior crisis económica y van a comenzar la recuperación post pandemia con las peores cifras socioeconómicas para el colectivo en todo el Siglo XXI: el 31,7% de las personas jóvenes están en riesgo de pobreza y exclusión social, el 38,4% se encuentra en paro y tan solo el 15,8% vive de manera emancipada.
La situación que vive la juventud española pone en riesgo nuestro proyecto país. Una sociedad que deja atrás a las personas jóvenes es una sociedad en riesgo. La fortaleza del eslabón más débil, la juventud, será la que marque el futuro de España y por eso ha llegado la hora de alcanzar un gran acuerdo por la juventud que refuerce nuestra sociedad.
Si durante la Transición los partidos de uno y otro lado firmaron los Pactos de la Moncloa para constituir nuestra democracia o en los años 90, con el Pacto de Toledo, se garantizaron firmemente los derechos de los más mayores, desde el Consejo de la Juventud de España reclamamos que este debe ser el momento de alcanzar una Alianza por la Juventud.
Porque la juventud no puede seguir esperando respuestas políticas bajo la excusa de que sus problemas se resolverán por sí mismos en el futuro. Esta visión ha llevado a que las condiciones de vida de las personas jóvenes sean peores que las de hace 30 años, a ser la primera generación que vivirá peor que la de sus padres. Ha llegado el momento de priorizar a la juventud en la agenda pública.
2022 será el Año Europeo de la Juventud y por ello, la sociedad civil juvenil de España alza su voz y tiende la mano al Gobierno y a las distintas fuerzas políticas con un objetivo: afrontar el reto histórico ante el que se encuentra España garantizando los derechos de la juventud y asegurar que, durante esta década, las personas jóvenes van a estar en el centro de la agenda política, siendo parte activa de la transformación de nuestro país.
Por ello, proponemos una Alianza por la Juventud, que defina una década para alcanzar:
- Pobreza Juvenil Cero. Trabajar no es, para una persona joven, sinónimo de evitar la pobreza. Hay que reducir la pobreza juvenil facilitando el acceso de este colectivo al Ingreso Mínimo Vital, impulsando programas de inserción social y, también, generando empleos de calidad, con salarios dignos, estables, sin parcialidad forzosa y que permitan el crecimiento profesional de la juventud.
- Juventud Independiente y Autónoma. Toda persona, antes de los 30 años, debe tener la capacidad de iniciar su propio proyecto vital de manera independiente. Debe poder formar una familia, emprender o tomar cualquier otra decisión sobre su vida con garantías. Por ello, necesitamos políticas valientes de vivienda que garanticen la emancipación de las personas jóvenes.
- Salud Mental universal y preventiva. La pandemia ha afectado enormemente la salud mental de nuestra juventud. La ansiedad, el estrés y la depresión ante la falta de futuro y alternativas están cada vez más extendidas entre la juventud. Durante los próximos años España debe romper los tabúes en torno a la salud mental, visibilizar su existencia y reforzar su tratamiento.
- Transición ecológica justa. Nuestra generación vivirá peor que la de nuestros padres y nuestras si no ponemos remedio a la precariedad, pero la próxima generación no tendrá dónde vivir. La transición ecológica es urgente y debe ser una oportunidad que sirva para cambiar nuestra economía, pero también nuestro modelo de consumo.
- Juventud diversa e inclusiva. La juventud es cada vez más diversa, pero también más vulnerable: hay que combatir la doble discriminación que sufre quien es mujer joven, joven migrante, joven con discapacidad, joven LGTB. Ningún colectivo debe quedarse atrás durante esta década. Hay que plantear políticas públicas específicas que atiendan sus especificidades, pero también los discursos de odio que las amenazan.
- Educación y formación integral y de calidad. El ascensor social en España ha dejado de funcionar y para recuperarlo es necesario reforzar el sistema educativo español. Hay que combatir el abandono escolar temprano, así como reforzar la educación post obligatoria, especialmente la Formación Profesional. Además, se debe reconocer el papel de la educación no formal como herramienta de desarrollo de competencias profesionales y personales.
- Participación activa y plena de la juventud. Las personas jóvenes sienten que las instituciones y la clase política no dan respuesta a sus problemáticas, generando desafección por la política, lo que supone un riesgo para nuestra democracia. La Alianza por la Juventud debe impulsar la voz de las personas jóvenes, habilitando nuevos espacios de participación juvenil y reforzando los ya existentes. La próxima década debe escuchar de manera activa a nuestra juventud.
- Fondos de Recuperación justos con las próximas generaciones. Nos encontramos ante una gran oportunidad para transformar por completo nuestro país: reforzar la educación, impulsar la innovación y garantizar la economía de los cuidados, invertir los fondos para reconstruir el futuro de España y su juventud.
La Alianza por la Juventud será un acuerdo inédito en nuestro entorno, situando a España como un país referente en derechos de la juventud. Su materialización no solo involucraría a las generaciones más jóvenes, si no que garantizaría la sostenibilidad y solidaridad de nuestro Estado de Bienestar, beneficiando con ello a todo el país, construyendo una España mejor y con futuro.
Una Alianza por la Juventud ahora, para la España de hoy y de mañana.
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