“CAPITÀ TONI BARCELÓ”: UN MALLORQUIN EN LA ARMADA ESPAÑOLA

Al ser una isla, Mallorca ha estado muy vinculada al mar y el contacto con el elemento azul ha marcado algunos de los episodios más importantes de la Historia de la propia tierra y también ha permitido que la isla se convierta en una un lugar muy cosmopolita. Además, Mallorca era un enlace comercial entre las repúblicas italianas, la zona peninsular de la Corona de Aragón, el sur de Francia y el norte de África. En este último aspecto, no podemos olvidarnos que allí tenían las bases de operaciones de los corsarios turcos que estaban bajo bandera de Constantinopla.

Además, hay personajes mallorquines que quizás no son tan conocidos por los propios mallorquines pero que en otros lares son reconocidos. Son muchos los ejemplos, algunos como el navegante Jaume Ferrer quien en el siglo XIV fue uno de los pioneros en cruzar el Estrecho de Gibraltar y qué decir de la familia de cartógrafos Cresques quienes dibujaron una imagen del mundo conocido en el Atlas Català.

Nuestro protagonista vivió en el Siglo XVIII y era coetáneo de otro mallorquín ilustre como es el misionero “Petrer” Junípero Serra. En este caso, nos centraremos en el marinero y Teniente General de la Armada de España, Antoni Barceló más conocido como “Es Capitá Toni”[1] quien fue un destacado marino español, que poco a poco fue forjándose su carrera de ser un simple marinero hasta los grados más altos de la Armada por sus propios méritos, destacando especialmente en el uso de embarcaciones pequeñas y puso en marcha las conocidas como “barcas cañoneras” que se usaron durante el Asedio a Gibraltar en el año 1779.

Estamos ante un marinero muy navegante muy conocido fuera de Mallorca como en Andalucía donde todavía hay un dicho popular que dice: “El ser más valiente o tener más fama que Barceló en la mar”.

Antoni Barceló nació en Palma el día 1 de enero de 1717 y falleció el 25 de enero de 1797 en la misma ciudad. El amor por el mar le venia de tradición familiar, ya que su padre Onofre Barceló era el patrón de un jabeque que se dedicaba al transporte de mercancías entre la Península y las Islas Baleares. En Mallorca la vida no era muy fácil y dedicarse al mar era muy arriesgado. Uno de los motivos eran los constantes ataques de los corsarios tunecinos, argelinos y berberiscos que hacían la vida imposible a los habitantes de las costas del Mediterráneo Occidental. Onofre Barceló era un buen marino y el Estado se lo reconoció una concesión para encargarse del Correo Real con la Península.

Al tener la edad suficiente, Antoni se embarcó en el barco de su padre comenzando como grumete, después fue ascendiendo como marinero y finalmente, timonel. A los 18 años su padre fallece debido al duro trabajo que tenía en el mar y entonces el propio Antoni Barceló a los 19 tuvo que hacerse cargo del jabeque familiar y tuvo su primer combate contra los piratas berberiscos que le habían atacado durante una ruta entre Palma y Barcelona.

Esos éxitos le fueron generando una fama entre la gente del mar y se acrecentó cuando Antoni al frente de dos galeotas argelinas. Una heroicidad que llegó hasta la corte y de hecho el Rey Felipe V le nombró alférez de fragata el día 6 de noviembre de 1738 sin cobrar un suelo. A pesar de todo, Antoni Barceló siguió mostrando ser un marinero intrépido y valiente; manteniendo la comunicación entre Ses Illes y llevando comida cuando había escasez.

En el año 1748, los piratas argelinos habían capturado un jabeque español con 200 pasajeros y entre ellos había 13 oficiales del ejército. Eso hizo, que el Rey Fernando VI ordenase que en Mallorca se armasen a cuatro jabeques a los que capitaneaba Antoni Barceló quien fue ascendido a teniente de fragata. Al año siguiente, se unió a otra flota que comandaba el capitán de navío Julián de Arriaga y obtuvo la victoria frente a las tropas enemigas el día 13 de noviembre de 1749. Una victoria que se obtuvieron con las naves que comandaba el propio Barceló y una vez acabada la campaña regresó a sus labores de correo, así como el traslado de tropas desde la Península hasta las islas de Cabrera e Ibiza.

El peligro no había pasado, el Mediterráneo seguía siendo un nido de piratas y los combates eran muy frecuentes. A través de las atalayas costeras de Cala Figuera se dio la alarma de que había aparecido una flota enemiga. ¿Cuál fue la reacción de Antoni Barceló? Embarcar a una compañía de granaderos en su jabeque y se lanzó a la mar para perseguir a los enemigos. Barceló les dio caza desde Formentor y finalmente, en Cabrera los abordó capturando a la galeota.

En definitiva, el Capitá Toni era considerado como “El terror de los piratas” porque los mantenía a raya y sus victorias incluso tuvieron una repercusión internacional, ya que el Emperador de Austria José II propuso que los países que tenían acceso al mar que se unificasen los esfuerzos para luchar contra la piratería, sin embargo, la Serenísima Venecia no estaba por la labor pues había firmado varios acuerdos ocultos con Argel.

La gran hazaña de Barceló tuvo lugar el 16 de junio de 1779 tras el estallido de una nueva guerra contra Gran Bretaña y al marino mallorquín le habían ascendido a Almirante-Comandante de las fuerzas navales que debían levantar un asedio al Peñón de Gibraltar[2] en una empresa muy complicada por porque los buques a vela y madera estaban en inferioridad frente a la artillería que se disparaban desde las fortificaciones terrestres. Igualmente, no podemos olvidar que quien comandaba las tropas británicas no era otro que el mismo Almirante Horacio Nelson quien había ordenado atacar a los enemigos con balas rojas. Para hacer frente a los ingleses, Barceló pidió a Madrid que se construyeran unas lanchas cañoneras para poder bombardear con más potencia. Durante el asedio a Gibraltar se vivieron cruentas batallas y Barceló nunca se rindió, de hecho, el duque de Crillón escribió al todopoderoso Floridablanca recomendando el ascenso de Barceló a Teniente General ya que era sordo y era una persona de edad avanzada; precisamente su veteranía era lo que le reprochaban sus enemigos en la mismas filas españolas.

Por otra parte, Antoni Barceló estuvo al frente de otras expediciones españolas contra Argel en 1784 logrando que los argelinos se vieran obligados a firmar un tratado en 1786 y esa circunstancia hizo que Túnez también aceptase negociar con España un tratado de paz. ¿Consecuencia? Se detuvieron los ataques piratas berberiscos en el Mediterráneo de forma momentánea porque los piratas volverían atacar como consecuencia de las Guerras Napoleónicas, pero ya serán la flota de Estados Unidos quienes se “animarían” a combatir a los berberiscos.

Sus últimos años de vida, Antoni Barceló los pasó retirado en Palma debido a las envidias y acusaciones sin fundamento que circulaban sobre él; el Capità Toni falleció en Palma a los 80 años, está enterrado en la Parroquia palmesana de Santa Cruz o Santa Creu y concretamente, en la Capilla de Santa Antoni, sufragada por la familia Barceló.

Por último, estamos ante un personaje poco conocido para los propios mallorquines, el Capità Toni es Hijo Ilustre, su retrato lo podemos ver expuesto en la Sala de Plenos del Ajuntament de Palma; tiene una calle con su nombre en el barrio de La Bonanova y la Cámara de Comercio de Palma erigió un busto al “Capità Toni” para ubicarlo en el Paseo Marítimo de la ciudad natal del almirante.

Para más información:

Casesnoves, Miquel Ángel. HISTORIA DE LES ILLES BALEARS. Palma : Moll, 2008.

Pérez, Joseph. Historia de España. . Barcelona: Crítica. , 1996.

Rodriguez González, Agustín. Antonio Barceló: Mucho Más Que un Corsario. . Madrid: EDAF, 2016.

Autor del artículo: Juan Ramón Pons. Historiador.

Foto: Busto del “Capitá Toni” en el Paseo Marítimo de Palma.

[1] Capitán Toni.

[2] Recordemos que desde el Tratado de Utrecht del año 1713 en el Peñón de Gibraltar se había enarbolado la bandera británica y estamos en el año 2023… en Gibraltar sigue la bandera británica en sus respectivas astas.

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