Palma de Mallorca, 31 de agosto de 2023— El mar ha sido fuente de comunicación entre pueblos y el Mediterráneo no ha sido ajeno a esta circunstancia, ya que fue testigo de la eclosión de grandes civilizaciones como los egipcios, fenicios, griegos, cartagineses y los romanos. Además, gran parte de la Historia se ha desarrollado el que los romanos calificaron como “Mare Nostrum” ya que el mar se convirtió en una vía de comercial entre los pueblos y favorecía el intercambio comercial. Sin embargo, a raíz del avance del tiempo y las mejoras en las técnicas de navegación favorecieron que la humanidad pudiera navegar a través de grandes distancias en el periodo que los historiadores conocemos como “La Época de los Grandes Descubrimientos” ya que se consiguieron grandes hitos en la navegación y la exploración del mundo: El navegante Bartolomé Dias descubrió el Cabo de Buena Esperanza en 1488 y el también portugués Vasco de Gama lo cruzó para alcanzar las costas de la India en 1488 lo cual permitió alcanzar las Indias Orientales sin la necesidad detenerse en Constantinopla, ya que la “Sublime Puerta” había sido conquistada por los Otomanos en 1454 con lo que quedaba cerrado el paso hacia la Ruta de la Seda siguiendo el camino que emprendió Marco Polo. Mientras Portugal había concentrado su mirada hacia las Indias Orientales, un navegante genovés llamado Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492 descubría un “Nuevo Mundo” mientras buscaba una ruta hacia las Indias cruzando Atlántico bajo bandera del Reino de Castilla y el apoyo de los Reyes Católicos.

Todos estos logros no se habrían conseguido sin la aportación tecnológica que supusieron las mejoras acontecidas en el marco de la navegación por ejemplo el uso del astrolabio para la navegación y otros aparejos. Sin embargo, el más importante de todos era un poco más antiguo… los faros o torres de señales que guiaban a los barcos para que estos no chocasen contra la costa.
A lo largo de la Historia, las embarcaciones se han guiado por los faros o torres de señales les acompañaban en las travesías para indicarles donde se encontraba la costa y así evitar naufragios.
El faro más antiguo que se conoce fue el de que levantaba en Alejandría sobre la Isla de Pharos y que estaba considerado como una de las Siete maravillas del mundo antiguo del que hay testimonios arqueológicos y que fue destruido por un terremoto en el siglo X.
En sus inicios, los faros se iluminaban mediante la instalación de hogueras; no fue hasta el principios del siglo XVIII cuando se instalaron unas linternas de metal que aguantaban más el calor, más adelante ya se aplicó el uso de los quinqués, sin embargo, la gran innovación llegó cuando Agustín Fresnel utilizó lentes escalonadas en los que se reflejaba la luz que se accionaba primero con gas, aceite, petróleo y finalmente, la electricidad.
Por otra parte, el mantenimiento de los faros era llevado a cabo por el farero, quien vivía en la casa del faro y se hacía cargo del mantenimiento, el funcionamiento así como la limpieza. La profesión de farero está en vías de desaparición porque desde el año 1993 en España no se han convocado oposiciones y en la actualidad de los 187 faros que hay solo hay 30 que son habitados por fareros.
En España hay 187 faros en funcionamiento y dos están considerados junto a la Linterna de Génova los más antiguos de Europa: La Torre de Hércules en La Coruña cuyo origen lo encontramos en la época romana, concretamente, en el siglo I de nuestra Era.

En este sentido, en Palma contamos con el tercer faro más antiguo de Europa, es el Faro de Porto Pi. ¿Conocéis la Historia de Faro de Porto Pi? Esta torre de señales aparece documentada en un testamento del rey Jaime II de Mallorca que data el año 1300, conservado en Paris y se puede ver el faro en el famoso cuadro de “Sant Jordi” de Pere Niçard donde no solamente podemos ver una aproximación idealizada de cómo era Palma en el Siglo XIV también se puede observar la presencia del faro de Porto Pi.
Hasta 1612 el faro estaba situado en el lugar donde hoy en día ubicamos el Castillo de San Carlos y su funcionamiento consistía con unas pequeñas lámparas de chapa de hierro que estaban dentro de un bastidor en el interior de la linterna, que se sostenía mediante unas mechas de corcho que estaban alimentadas por aceites. Además, se encendía desde el día 8 de septiembre hasta la Festividad de Pentecostés. En 1807 se instalaron en el faro un aparato óptico giratorio con catorce lámparas y tres reflectores que daban vueltas cada cinco minutos. En 1893 se instalan una lente catadióptrica de Fresnel y finalmente, en 1918 se electrificó el faro. Además, a los pies de la torre se encontraba la casa del farero que hoy en día alberga un museo donde podremos conocer la historia de los faros.
Por último, el faro está sobre una torre de señales que inicialmente se accionaba con unas bolas negras y más adelante, se utilizaban unas banderas para anunciar qué tipo de barco se acercaba al muelle de Ciutat y la cantidad de embarcaciones. A modo de curiosidad comentaremos que frente al Faro de Porto Pi se encentra la Torre Pelaires que tiene una estructura similar al faro, ya que hasta no hace mucho el muelle de Porto Pi se cerraba con unas cadenas que se amarraban a las dos torres, ya que el Moll de Porto Pi era donde se desembarcaban los materiales de gran valor para la isla.
Para más información:
Autoridad Portuaria de Las Islas Baleares. https://farsdebalears.com/es/faro/faro-de-portopi. 10 de Enero de 2017. https://farsdebalears.com/es/faro/faro-de-portopi (último acceso: 30 de Agosto de 2023).
Boletín Patron. www.boletinpatron.com. 1 de Agosto de 2010. https://farsdebalears.com/es/faro/faro-de-portopi (último acceso: 31 de Agosto de 2023).
Casesnoves, Miguel Ángel. Història de les Illes Balears. Palma de Mallorca : Moll, 2008.
Ibáñez, José María. La Vuelta a Mallorca en 80 Rutas. Palma de Mallorca: Anima Ignis., 2017.
Texto: Juan Ramón Pons. Graduado en Historia por la UIB.
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