El Imperio Romano ha sido gobernado por grandes y variados estadistas, algunos desde la Republica forjaron un imperio que fue convirtiéndose en uno de los más grandes de la Historia nombres como Julio Cesar o los Escipiones están ligados al imaginario colectivo de lo que fue Roma antes del año 27 antes de Cristo cuando la Republica se convierte en Imperio con el ascenso al trono de Octavio Augusto quien se convirtió en el primer emperador y está considerado como uno de los mejores Césares de Roma, ya que ayudó a la grandeza del Imperio pero también fue un amante de la cultura. Otros emperadores como Claudio[1], quien a pesar de sus problemas físicos como al cojera o la tartamudez no le impidieron amar la cultura como historiador y durante su mandato llevó a cabo la conquista de Britania; igualmente, no podemos olvidarnos de emperadores como Trajano y Adriano ambos eran hispanos, concretamente, de Itálica[2] ambos gozaron de un gran respeto por sus contemporáneos. También hubo emperadores que fueron grandes militares como el mencionado Trajano o el general Vespasiano que destruyó Jerusalén. Así mismo, tampoco podemos olvidar a otros emperadores cuya imagen quizás ha sido distorsionada por la historiografía pero que no refleja su labor como gestor del imperio, nos referimos a Nerón quien era capaz de llevar una buena tarea de gobierno mientras hacia sonar la lira y cantaba con Roma incendiándose para después echar las culpas a los cristianos. Aunque una de las grandes “locuras” que hicieron los emperadores fue Calígula quien tuvo como genial idea nombrar cónsul a su caballo. Todos fueron grandes emperadores con sus luces y sombras pero nuestro protagonista fue especial porque fue un gran gobernante, culto y filosofo dentro de los llamados “Estoicos” como es Marco Aurelio… al que muchos asocian hoy en día con la película Gladiator del año 2000 y a quien daba vida magníficamente interpretado por el actor irlandés Richard Harris. Sin embargo, de todos los emperadores que hemos citado en este párrafo, Marco Aurelio es el único que 2000 años después de su muerte mantiene una estatua ecuestre en la Roma del 2022 en la Plaza del Capitolio.
Marco Aurelio nació en Roma, el 26 de abril del año 121 de Nuestra Era. Su padre biológico era Marco Annio Vero y su madre era Dominia Lucila. El padre de Marco Aurelio era de origen itálico que se habían asentado en Hispania, concretamente, en la localidad de Ucubi[3] y fue senador, ocupando la magistratura[4] de la pretura, sin embargo, Annio Vero fallece al poco tiempo cuando su hijo Marco Aurelio tenía tres años. Así mismo, la familia de su madre estaba emparentada con la de la emperatriz Vibia Sabina; esposa del emperador Adriano y sobrina de Trajano. Por ese vínculo familiar, Adriano decidió hacerse cargo de la educación del joven Marco Aurelio quien aprendió filosofía, matemáticas, retorica, gramática y siempre mantuvo el contacto con sus tutores; además, mostró interés por la escuela de los estoicos y todo ello, mientras iba desarrollando su particular “Cursus Honorum”.
Por otra parte, el emperador Antonino Pio decidió adoptar a Marco Aurelio y lo nombró sucesor junto a Lucio Vero. De hecho, el 7 de marzo de 161 fallece Pio muere y antes de aceptar la corona de laureles, Marco Aurelio pone como condición sinequanon que Lucio Vero co-gobernase a su lado. ¿Por qué Marco Aurelio tomó esa decisión? Algunos historiadores teorizan que Lucio Vero tenía más experiencia militar y gozaba de la lealtad de las legiones. Lucio Vero fue muy leal a Marco Aurelio, éste siempre le tuvo en cuenta que incluso le dio la mano de su hija Lucila y además, le nombró comandante de las legiones que estaban acantonadas en el flanco oriental del imperio. Sin embargo, Lucio Vero fue leal a su amigo hasta su muerte acaecida en el 169 y es entonces cuando Marco Aurelio nombra su hijo Cómodo como sucesor.
Durante sus primeros años de gobierno, Marco Aurelio promovió algunas reformas que limitaban los abusos que llevaban a cabo la jurisprudencia civil y se establecieron medidas que eran favorables a los esclavos así como a las viudas y los niños, reconociéndoles como sucesores.
Bajo su mandato, Marco Aurelio tuvo que lidiar con varias guerras. En este periodo, Roma derrotó a los partos y a los vencedores la “Ciudad Eterna” realizó un Triunfo en su honor. Aunque el mayor enemigo era invisible y letal, fue la epidemia de la peste que según Dion Casio causó la muerte de 2000 muertes al día.
El otro frente que tuvo Marco Aurelio durante su mandato fue la guerra contra los germanos en el Danubio, son las conocidas como Guerras Marcomanas.
Tras conseguir la victoria, el César junto a su esposa decidió viajar por algunos lugares de su vasto imperio y uno en especial, Atenas. Allí, Marco Aurelio decidió proteger la filosofía estableciendo varias cátedras dedicadas a la enseñanza del conocimiento para formar a los jóvenes que quisieran conocer a Platón, Aristóteles; y por supuesto a Epicuro y a la escuela de los estoicos que se basaban en las enseñanzas de Zenón de Citio.
Marco Aurelio encontró la muerte en Vindobona[5] el 17 de marzo de 180 y su hijo Cómodo sube al trono. Era el fin de lo que se conoce como “El Reinado de los Cinco Emperadores Buenos”.
Por último, el legado de Marco Aurelio va más allá de su labor como estadista romano sino también su gran labor como filósofo, ya que junto Seneca se ha convertido en uno de los referentes del estoicismo y en su obra “Meditaciones” podemos encontrar las bases del pensamiento del propio emperador.
Para más Información:
Mangas, Julio. «Tema XI: El Imperio durante los Antoninos.» En HISTORIA UNIVERSAL: EDAD ANTIGUA. ROMA, de Julio Mangas, 330-375. Barcelona: Vicens Vives. , 2004.
Vilatella Ortiz, Xavier. «La Vanguardia.» La Vanguardia. 3 de Agosto de 2022. https://www.lavanguardia.com/historiayvida/mas-historias/20220803/8431511/frases-marco-aurelio-santo-pmv.html (último acceso: 3 de Octubre de 2022).
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[1] Recomendable leer la novela de Robert Graves “Yo Claudio” que el escritor británico escribió en su refugio mallorquín de Deyá.
[2] La actual Santiponce en la provincia de Sevilla.
[3] La actual Espejo en Córdoba.
[4] En la antigua Roma, todo aquel que se quería dedicar a la política debía realizar el llamado “Cursus Honorum” de las magistraturas; se desarrollaban en todas las ciudades del imperio y antes con la Republica. Durante el Imperio desde la época de Augusto fue una carrera similar a la de un funcionario y se fue regulando escalafón por escalafón.
[5] La actual capital de Austria: Viena.
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