La economía afgana, que dependía en un 70% de la ayuda internacional, ha caído dramáticamente desde el año pasado.
La ayuda humanitaria se enfrenta a muchas dificultades. El suministro de medicamentos y equipos a Afganistán es un verdadero reto debido al complejo proceso de importación y a la falta de vuelos comerciales. Además de los problemas logísticos, la falta de dinero en efectivo está causando problemas para realizar transacciones.
En el país, donde casi el 95% de la gente no tiene suficiente para comer, las sanciones internacionales se suman a la precariedad de una población cansada y agotada por 40 años de conflicto.
Un año después de la vuelta al poder de los talibanes, Acción contra el Hambre advierte de la crisis humanitaria que afecta a más del 92% de la población en Afganistán. La organización humanitaria, presente en el país desde 1995, denuncia el colapso de la economía local tras el del sistema bancario y pide a los gobiernos que pongan fin a las restricciones económicas que paralizan el país
“LA CRISIS HUMANITARIA QUE AFECTA A MÁS DEL 92% DE LA POBLACIÓN DEL PAÍS”
La economía afgana, que dependía en un 70% de la ayuda internacional, ha caído dramáticamente desde el año pasado. Las reservas de divisas del banco central están congeladas, y la ayuda internacional, que mantenía las políticas públicas clave, está cortada y la paralización de las entregas de divisas está provocando una crisis de liquidez.
La ayuda humanitaria se enfrenta a muchas dificultades. El suministro de medicamentos y equipos a Afganistán es un verdadero reto debido al complejo proceso de importación y a la falta de vuelos comerciales. Además de las dificultades logísticas, la falta de dinero en efectivo está causando problemas para realizar transacciones.
Los equipos de Acción contra el Hambre en Afganistán han aumentado significativamente su personal y han puesto en marcha clínicas móviles adicionales para satisfacer las necesidades crecientes. La organización ha apoyado a casi 500.000 personas desde enero de 2022 con programas de nutrición, salud, seguridad alimentaria, agua, higiene y saneamiento en cinco provincias del país, incluyendo a las víctimas del terremoto en las provincias de Paktika y Khost. En Helmand, las unidades de alimentación terapéutica funcionan las 24 horas del día y reciben a niños que sufren desnutrición aguda severa con graves complicaciones.
En el país, donde casi el 95% de la gente no tiene suficiente para comer, las sanciones internacionales se suman a la precariedad de una población cansada y agotada por 40 años de conflicto.
“La crisis de liquidez afecta a todos. No es raro ver a personas vendiendo muebles y objetos de valor en las calles a cambio de dinero en efectivo. Esto no puede continuar, tenemos que encontrar una solución a esta situación creada por las sanciones”, reacciona Samy Guessabi, director de Acción contra el Hambre en Afganistán. “La congelación de los activos del Banco Central de Afganistán seguirá teniendo un impacto muy negativo en la economía del país y en la población en general”, concluye.
Acción contra el Hambre aboga por:
– La reanudación de la Ayuda Oficial al Desarrollo para relanzar la economía afgana y luchar contra la pobreza.
– El restablecimiento del sistema bancario, que es esencial para la entrega de la ayuda internacional, en particular para los agentes humanitarios.
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