Aunque la globalización ha provocado que algunas tradiciones de otros lares hayan asentado en nuestra geografía más próxima; conviven con en armonía con las más arraigadas de nuestro entorno en unas fechas tan señaladas pero también peculiares.
En los últimos años, el día 31 de octubre se viene celebrando “Halloween” fiesta de origen gaélico que se conocía como “Samhaim” que inicialmente se celebraba en Escocia e Irlanda pero que se fue exportando a Norteamérica en el siglo XIX y desde Estados Unidos se ha extendido por muchos rincones del mundo.
En “Halloween” las tradiciones van desde que los más pequeños, disfrazados van por las calles con una calabaza en las manos pidiendo “Truco” o “Trato” por el vecindario; se organizan también fiestas de disfraces, se talan calabazas para poner una cara, se ven películas de terror y la literatura de este género coge mucho protagonismo. Es decir, clásicos como “Drácula” del escritor Bram Stoker; “Frankenstein o el Moderno Prometeo” de Mary Shelley; las distintas obras de Edgar Allan Poe; los cuentos de Robert Lewis Stevenson donde destaca “El Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, las obras de Howard Phillips Lovecraft y tantas historias que nos han transmitido a través de los libros. Así mismo, otros protagonistas de estas fiestas son los murciélagos, las arañas y… los gatitos negros…
En nuestra geografía más próxima es tradición en Todos los Santos visitare los cementerios; mudos testimonios de la evolución y la Historia de nuestras ciudades. En algunos casos, los camposantos se han convertido en museos al aire libre donde podemos ver los mausoleos y tumbas esculpidas tanto por artistas famosos como anónimos. En definitiva, son fechas donde los solitarios y tenebrosos cementerios que durante gran parte del año reciben pocas visitas; en estas fechas son el centro de peregrinación de las personas que acuden a ellos para visitar a los seres queridos que descansan en la eternidad y a los que los vivos les rinden homenaje dejándoles flores sobre las tumbas.
En Mallorca, también es tradición por estas fechas que los padrinos regalen a los ahijados; los populares rosarios azucarados en mallorquín “Rosaris ensucrats” se elaboran con fruta confitada, “panellets” que son bolitas de pasta con piñones en su exterior recubiertos de clara de huevo, caramelos, bombones y culminados con un medallón de calabaza dulce o más reciente de chocolate. Este popular dulce mallorquín, El Rosari se entregaba a los más pequeños para que estuvieran entretenidos mientras los mayores rezaban las cuentas del rosario con tranquilidad.
Por último, tradiciones que nos son más próximas y otras que nos han llegado gracias a la evolución de la sociedad que comparten un mismo espacio.
Escribe un comentario