Como es afuera es adentro

Por Rafael Mas

 

Cuando miramos las noticias, o tal vez surfeamos por las redes sociales, y se nos presentan imágenes de mares contaminados con plásticos, parece como si fuera algo que está lejos, tal vez en otros lugares, aunque nosotros de eso también tenemos. Es errado pensar que esto no nos afecta.

En el cuerpo humano hay dos océanos, uno es la corona citoplasmática que es un agua que contiene la Célula (tenemos 100 Billones de células) y el otro es el líquido intersticial, que es el océano por donde se mueven las células y otros seres que habitan en nosotros.

Diferentes universidades, como la de Seúl en Corea del Sur o de  Alicante en España han demostrado tras severos análisis que consumimos grandes cantidades de micro-plásticos que se encuentran diluidos en la sal común, en pescados, mariscos e infinidad de alimentos, incluido el agua del grifo. Para no caer en alarmismos, de todos los casos de personas que se han analizado las heces fecales, el 100% (o sea todos) contenían microplásticos en ellas en diferentes porcentajes. Todos los seres humanos nos comemos una parte de la contaminación que echamos al medio ambiente.

Hoy por hoy, aún no se sabe cuáles serán los daños que a medio-largo plazo provocará en la biología humana un hecho de esta magnitud, pero lo que está claro que como colectivo no nos importa la ecología ni la salud del ambiente que nos rodea, es más, todavía creemos que somos diferentes del lugar que habitamos (La Tierra) y que lo que le hacemos a ella no nos influye. Esto que es un error de causa, provoca terribles efectos en la salud del ser humano y de los animales. Más del 70% de vertebrados han desaparecido, lo mismo que poblaciones enormes de especies marinas, aves y animales salvajes. Seguimos preocupados por nimiedades que satisfacen el deseo por minutos y nos llevan a mirar hacia otra parte.

Por ejemplo, en la sal marina que compramos en el Supermercado se encuentran partículas y los niveles van desde 60 a 280 micropartículas por kilo de sal, en su mayoría tereftalato de polietileno (PET 83,3% del total), polipropileno (PP 6,7%) y polietileno (PE 3,3%); en resumen microesferas de plástico. No quiero escandalizar, pero en pescados, carnes, y agua (potable) o, al menos así nos la venden, la cosa no mejora. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) solamente por la ingesta de sal común una persona anualmente ingeriría unas 510 micropartículas plásticas en España.

Tenemos dinero para todo, menos para consultar a profesionales que nos asesoren en nutrición, en cuáles alimentos son más sanos para nuestro biotipo, y cómo expulsar del cuerpo toda esta toxina que tenemos dentro y que es la materia prima donde se forja la enfermedad del futuro.

Otro estudio realizado por Greenpeace demuestra que más del 90% de sal muestreada a nivel mundial contiene microplásticos, la Universidad Nacional de Incheon (Corea del Sur) y Greenpeace en Asia Oriental presentan el informe.

Llegados a este punto la cosa no puede más que mejorar y la solución empieza por reducir en origen la producción de plásticos, así como el empaquetado de botellas, comida rápida y bollería industrial; basta ver los estantes del supermercado y darse cuenta que todo está envuelto en lo mismo y eso es lo que les damos a nuestro hijos.

Cuando tomo conciencia de una situación, por instinto de supervivencia, cambio; el problema surge cuando en la Comunidad Europea y en el Ministerio de Sanidad Español nadie hace nada, y como siempre, cada uno va a tener que tomar medidas para salvaguardar su salud.

Asia es el lugar donde más contaminación por plásticos se produce en el planeta, pero hoy en día no hay más problemas localizados, el aire transporta esta microesferas contaminado desde los mantos de agua, el aire circula por todo, desde las estepas siberianas a la Selvas del Congo, el problema es Global.

La Comunidad Europea, quiere abolir los plásticos de un solo uso ¿será capaz? No lo sé, lo único que sé es que cuando consumo Sal del Himalaya (tiene 250 millones de años y por suerte no había hombres contaminando) no estoy ingiriendo este tóxico, lo mismo cuando solo utilizo el agua del grifo para lavar platos, pero no para cocinar, igualmente, cuando consumo comida ecológica, que las dosis que pudiera contener son infinitesimales, y sobre todo, al igual que cada día me ducho, me aseo por fuera, aprendo a limpiar mi cuerpo por dentro.

Cuando me cuido, cuido al planeta, porque es un reflejo de cómo somos las personas, tomar conciencia no solo es iluminarse, es preservar el ambiente donde nuestro hijos y nietos tendrán que vivir.

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