CLAVES PARA EVITAR LA “INFOINTOXICACIÓN” ESTAS NAVIDADES

Se acercan días de mensajes, Whastapps, “memes”, felicitaciones virtuales, noticias sobre la pandemia, restricciones… ¿Cómo conseguir que las navidades sean realmente un momento de paz y armonía? Gabriela Paoli, psicóloga y autora del libro “Salud digital: claves para un uso saludable de la tecnología” da las claves para conseguir que las redes sociales no nos saturen y no lleguemos a un estado de “infointoxicación

 

Vivimos en una sociedad hiperconectada, en donde circula un enorme volumen de información que casi no nos da tiempo de digerir, vivimos sobrestimulados a base de scroll o a golpe de click, e incluso “infointoxicados”. El aumento de los contagios, la vacunación en niños, hospitalizaciones, nuevas cepas, restricciones para viajar… la información nos llega por todas partes, por diferentes canales y nos satura. En las fiestas navideñas, toda esta saturación se amplifica aún más si cabe con las felicitaciones virtuales, las videoconferencias, los mensajes… ¿Cómo disfrutar de unas navidades en las que la tecnología no nos atrape?

Era de la información, pero no del conocimiento

No cabe duda de que vivimos en la era de la información, que no del conocimiento. Antes las noticias nos venían por la TV, radio o periódico. La información que nos llegaba era más o menos controlada por las grandes empresas de comunicación o por determinados periodistas de renombre y con prestigio, por ser fiables y coherentes, pero ahora con las rrss, whatspps, móviles, cualquiera crea una noticia, o hace viral una información, cualquiera puede crear ese alarmismo. “Y esto es lo peligroso, que estamos a merced de cualquier mente aburrida, descreída o malintencionada” apunta Gabriela Paoli.

La información nos puede enfermar

Está claro que es inevitable el no preocuparnos, pero, por nuestra salud mental y física, conviene que tratemos de hacerlo en su justa medida y con control. Las malas noticias disparan la liberación de cortisol, que en grandes dosis y de forma prolongada, termina por alterar nuestro equilibrio, desgastando al organismo, por eso nos sentimos agotados, desmotivados, apáticos, y no hay manera de trabajar, estudiar o incluso, levantarse de la cama. “Nuestro cerebro puede sentirse estresado por la acumulación de noticias. La cantidad de impactos audiovisuales a la que estamos diariamente expuestos puede hacer que estemos cansados, irritables, ansiosos…La información nos puede enfermar” afirma la experta.

¿Cómo saber que estamos “infointoxicados”?

Tal y como comenta Gabriela Paoli, alguna de las señales de alarma que indican que podemos estar sufriendo una “infointoxicación” son muy claras. Por un lado, estar muy al día de todos los datos de la actualidad: hiperconectada a las redes y otros medios. Otro de los síntomas es sentirse cansado, agotado, irritable, con poca motivación… Del mismo modo, otra de las señales es el aislamiento social para evitar hablar o debatir sobre temas de actualidad o la dificultad para concentrarse, lo que conlleva baja en la productividad. Y, por último, el insomnio, falta de horas de sueño e incluso pesadillas referidas a estos temas.

Claves para estar informados, pero con salud mental

Preocuparse sólo es útil, si nos hace prestar atención. Nos activa y prepara para ir con cautela y precaución. Del mismo modo, es clave no anticiparse, ya que nuestro cerebro se estresa, se cansa. Del mismo modo, es importante el autoconocimiento emocional. Esto implica reconocer nuestras propias emociones y comprender cómo nos influyen. Debemos evitar caer en negar o minimizar la importancia que tiene internet en nuestras vidas es fundamental. Comprender y aceptar que toda la información nos afecta, “somos lo que comemos, y yo diría también lo que consumimos por la red”. Otra de las claves es la autorregulación y autocontrol: autorregular el acceso a los dispositivos es la básico para no caer en el exceso, en el abuso o en la dependencia. También es aconsejable tener una mirada crítica constante: cuestionar constantemente lo que consumes y preguntarte si es este contenido es positivo o te entristece, te frustra y crea ansiedad. Asimismo, es vital hacer un “detox digital”: hacer limpieza de perfiles y mantenerse informado solo por fuentes fiables como organismos públicos o entidades médicas.

Y, por último, autoinflingirse emociones agradables. Hay que tener en cuenta que cada emoción sea positiva o negativa viene precedida de un pensamiento. Es importante saber cómo somos y cómo estamos en cada momento, para poder gestionar las noticias que recibimos, ya que puede que un evento desencadene una serie de pensamientos negativos, desadaptativos y nos afecte a nuestra estabilidad emocional. Además, podemos buscar liberar unas sustancias químicas concretas, llamadas neurotransmisores que hacen que puedas sentirte bien y en calma. Sabemos que, tener ciertos hábitos de autocuidado son importantísimos en estos momentos convulsos; hacer deporte, meditar, comer sano y equilibrado, cuidar nuestras horas de descanso y evitar la hiperconexión son hábitos que harán que nuestro cuerpo y mente estén más protegidos a la adversidad. “Elegir vivir mejor, significa cuidar nuestra salud digital” afirma Paoli.

¿Cómo evitar la saturación de mensajes navideños y felicitaciones?

En estas fechas, nuestros móviles se llenan de mensajes, felicitaciones, “memes” navideños, etc. Todo esto, unido a las llamadas, las videconferencias, etc. nos puede llegar a saturar. ¿Cómo lograr que no nos supere? La clave está en estar presentes. “No estar más pendientes de los mensajes que nos llegan esos días que de las personas que nos rodean” afirma Paoli. Del mismo modo, si bien está claro que todos (o casi todos) nos gusta felicitar las fiestas a nuestros seres queridos, tal y como destaca Gabriela Paoli, es muy importante planificar las llamadas o las felicitaciones que vayamos a hacer, con el fin de avisar a la otra persona y que así sea el momento más indicado para hacerlo. También tendremos que ser prudentes y no caer en la tentación de reenviar todo aquello que nos llegue, con el fin de no saturar al otro. Y, por último, buscar la paz a través del “silencio digital”, buscar momentos de tranquilidad a través de la desconexión.

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